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¿Qué recordás de tu niñez?


 

 

 

¿Qué recordás de tu niñez?

 

La pregunta flotó en el aire y me dejó pensando. Los ojos de mi nieta  me miraban esperando una respuesta y en su candor fui rememorando momentos  que creía olvidados.

Al volver atrás, llegaron en tropel esos años tan felices, una casa en las afueras de Buenos Aires en un pueblo que era casi campo, calles de tierra, el guardapolvo almidonado, la escuela, aquel primer poema aprendido de memoria con apenas siete años y recitado frente a todos los padres, se celebraba el cumpleaños de la patria, el 25 de mayo, y a partir de ese día fui la figurita repetida que recitaba los poemas en las fiestas escolares.

Los conejos y las mariposas. tardes al sol jugando en un tiempo sin apuro y sin dramas, pocas amigas, Carmencita y  Rosa, no había muchas chicas en el barrio.

Con Carmencita aprendí a jugar al ajedrez, era buena en eso y siempre me ganaba. Íbamos al mismo grado, yo era mala en matemáticas y ella me pasaba las cuentas y el resultado de los problemas  y yo en agradecimiento le escribía las redacciones o las oraciones de sujeto y predicado que a ella le costaba realizar. La amistad con Rosita fue diferente, competíamos por todo, tal vez porque teníamos el mismo nombre y nos enfrentábamos a cuál era la más linda. Ella era rubia y muy bonita y yo no era tan bonita, pero más simpática, eso me creía, cuando la encontré después de veinte años seguía siendo la misma belleza con años, pero fiel a su estilo.

Con Carmencita no había competencia, éramos amigas de verdad, nuestras casas estaban pegadas y cuando alguna estaba en penitencia y no podía salir, conversábamos  a través de la pared medianera.

¿Qué pasó después?

Los estudios, el trabajo, los noviazgos, las mudanzas nos fueron separando, a Carmencita se fue del barrio, la busqué muchas veces y nada supe de ella.

La niñez dejó recuerdos, tiempo de  mermeladas caseras y buñuelos de manzana con pasas de uva. Tiempo de escuchar música de rock  por la radio y bailar y cantar creyendo que el patio era un escenario iluminado por las estrellas. Tiempo de hablar con la luna y llorar sin saber porque.

Tiempo que se llevó el tiempo, pero vive en un rincón de la memoria o tal vez haya un mundo o un país donde los años vividos se renuevan y siguen pedaleando en una bicicleta imaginaria, esa que los reyes magos nunca me pudieron traer.



16 comentarios:

Rafael dijo...

"Tiempo que se llevó el tiempo"... En un bonito desván de recuerdos.
Un abrazo.

Campirela_ dijo...

Los recuerdos de nuestra niñez hablan mucho de lo que somos ahora en la madurez.
Me gusta ver que fuiste feliz, es muy importante que cuando somos niños estemos rodeados de ese cariño, tanto familiar como de amistades.
En nuestro corazón y nuestra mente se guardan los recuerdos y de vez en cuando es lindo volver a ellos. Un besazo.

Ester dijo...

Recuperaste los recuerdos, los viste con la ilusión de la mirada de tu nieta. La niñez cuando la sacamos de paseo nos deja una sonrisa jovial. Abrazos

Citu dijo...

Lindos recuerdos. Te mando un beso.

Soñadora dijo...

Cuantos recuerdos quedan guardados en nuestra memoria, y basta una pregunta, un aroma, un comentario para que de pronto nos remontemos y volvamos a vivir esos momentos.
Un abrazo Mariarosa

Elda dijo...

Que recuerdos más hermosos y bien escritos, con la categoría que te caracteriza para contar.
La niñez, la época más fantástica de la vida, donde todo te llama la atención y te ilusiona.
Me ha encantado María Rosa. Menos mal que en el fondo todavía queda algo de esa personita en cada cual.
Un abrazo y buena semana.

Juan L. Trujillo dijo...

Esa maravillosa época de la niñez, todo nos era una luminosa invención. No estábamos contaminados, no conocíamos metas y a la vida no le habíamos asignado ni premios, ni etapas.
Tu entrada me hace rememorar aquella cada vez, más lejana niñez.
Un abrazo.

Susana Moreno dijo...

Una bonita infancia para recordar. Un beso

Enrique TF dijo...

Bonito texto, Mariarosa, escribes unas frases para leerlas cien veces ... "tiempo que se llevó el tiempo" (nunca mejor contado), y ... "Tiempo de escuchar música de rock por la radio y bailar y cantar creyendo que el patio era un escenario iluminado por las estrellas. Tiempo de hablar con la luna y llorar sin saber por qué".
Gracias, Mariarosa, tu pluma es sencillamente magnífica.

Mª Jesús Muñoz dijo...

María Rosa, me encantó tu relato de la niñez...Me alegra saber que las letras ya estaban en tu niñez creando y recreando la vida...Ay esas amigas de la infancia, que permanecen en ti y te enriquecen todavía en el recuerdo. También yo conservo el recuerdo de mi calle antigua, mis amigas(que lo siguen siendo) y las letras de los cuentos que leíamos todas e intercambiábamos.
Mi abrazo agradecido por regalarnos esta preciosidad, amiga.

Hada de las Rosas dijo...

Amiga, que historia tan divina, que recuerdos gratos te inspiro tu nietita! Sos un sol, tan amorosa que estoy segura que ella te adora, sos su abu favorita.~ ღڰۣ✿ ڪےღڰۣ✿❤

Milena dijo...

Qué bonito retomar los recuerdos de niñez, qué precioso ejercicio gracias a los nietos... Te imagino recitando poesías ; )) Lindísimo todo, son momentos-joya.
Un abrazo

Lu dijo...

Preciosa historia Maríarosa.
Lindo poder recordar la infancia junto a nietos y nietas.
En tu relato nos cuentas de tu feliz infancia. Al menos, eso es lo que se vislumbra.
Y lo has hecho estupendamente bien, es un bello relato plagado de imágenes y metáforas.
¡Me encantó!
Beso

Laura. M dijo...

Feliz tu infancia. Nos gusta poder recordar esos años que tan buenos recuerdos tenemos de ellosy vivimos felices y sin preocupaciones.
Bien lo vives rodeada de seres queridos.
Un abrazo.

Kasioles dijo...

Siempre es un placer leerte y, sin pretenderlo, quizás arrastrada por tus recuerdos, fueron reviviendo los míos en aquella casa de una ciudad norteña donde nací y viví rodeada del amor de unos padres que intentaron dármelo todo para que me sintiera feliz.
Pese a ser tiempos muy difíciles, yo era la princesita de la casa y un día de Reyes, la conseguí.
Era una BH de un color verde piscina brillante y reluciente ¡no me lo podía creer! al fin tenía la bicicleta ansiada durante tantos años.
Mil gracias, María Rosa, por haber traído a mi mente este momento que creí olvidado.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles

José A. García dijo...

Creo que cada vez que volvemos sobre nuestro pasado recordamos cosas diferente. O tal vez suceda como a Guillermo Enrique Hudson que lo recordó todo y pudo escribirlo.

Lo bueno es poder decir que tenemos un pasado, que no nos hemos olvidado.

Saludos,
J.

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