martes

La luna del faro.


 

 

 

 

Dicen los antiguos del pueblo que fue una historia que se hizo leyenda, o tal vez fue una leyenda que de tanto contarla se convirtió en realidad, no lo sé.
La llamaban Luna, porque  era  blanca y solitaria. Nunca sonreía, a veces sus ojos color aceituna se achinaban en un gesto que hubiera podido ser una sonrisa, pero sus labios no se enteraban.
Todos los jóvenes de aquel pueblo costero la amaban, como no hacerlo si era tan hermosa,  hasta se decía que en noches de luna llena, al llegar la medianoche, el mar gritaba su nombre al golpear contra los acantilados.

Ella no tenía conciencia  de las pasiones que despertaba y estaba más allá de los románticos juegos de la piel y del deseo.
Pero la vida en su ir y venir, marcó tiempos diferentes para Luna. La perdida de su padre, el encargado del faro, cambió su mundo y sus sueños, debió remplazarlo.

Luna  había crecido, contemplando desde la garita vidriada del balcón superior, como jugaban los delfines saltando sobre las olas, admirando los cambios de color del mar y las mareas. Subiendo y bajando los interminables escalones y ahora la realidad  caía sobre ella como una escarcha fría, que cambiaba su mundo tranquilo.

Había ayudado a su padre en el faro,  conocía su mecanismo como la palma de su mano. A partir de allí, entró en un mundo que nunca había soñado; ser  la encargada del faro.

Se  fue alejando de las pocas reuniones a las que asistía, algún cumpleaños, una fiesta del pueblo, su imagen se fue perdiendo de las calles y comenzó a ser la misteriosa mujer del faro. Los habitantes del pueblo llegaron a pensar que Luna no tenía  corazón, nadie concebía que viviera tan sola. Las chismosas se preguntaban: ¿Por qué Luna no desea enamorarse?, ¿Será de mármol?  
Se equivocaban.
Una noche,  la peor tormenta que asolara el mar del sur, hizo encallar en la costa a un barco americano, ni la luz del faro lo ayudó y quedó cerca de los acantilados.  Pasaron semanas hasta que llegaron los remolcadores y lograron ponerlo al mar nuevamente.

El capitán tan rubio y sonriente, logró estremecer el corazón de Luna y consiguió que una sonrisa iluminara su cara. Algo sucedió entre ellos, que  los pescadores y los vecinos descubrieron al verlos abrazados, pasear por la playa y, que la cara de Luna les dio a entender.

Una vez que el barco volvió al mar, el marino se fue y ella quedó sola y sonriente. No la entendían. Si se había  enamorado y su capitán se había ido. ¿Por qué estaba tan feliz?

Las murmuraciones volaban como flechas, las ancianas sin nada que hacer, vigilaban a Luna y comentaban; ¡Qué mujer extraña, cuando otras lloran, ella sonríe!
Pasó el invierno, la nieve  cubrió las calles del pueblo. Luego  la primavera y cuando el verano se adornaba entre arbustos y flores, el capitán regresó. Él no hablaba español, ella no entendía inglés y en  la maravilla de las manos, los ojos y el cuerpo, descubrieron  el idioma del amor. Juntos partieron una tarde sin decir  cuál sería su destino, ellos lo sabían, eso bastaba.

 

Y la historia que nació por un barco encallado, hoy la relatan  las ancianas a sus nietos y los pescadores  tan rudos, se siguen emocionando al recordarla.
La vida de Luna y su amor con un capitán, quedó para siempre en la memoria de un pueblo perdido  en el sur, entre olas furiosas y peñascos.

 

Cuento reeditado.


19 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Un amor a pesar de las distancias.
Un abrazo.

Citu dijo...

Hermoso y romántico relato. Me gusto mucho

Rafael dijo...

Gracias por rescatar este relato, María Rosa.
Un abrazo.

Susana Moreno dijo...

Me alegro de que acabará bien. Un beso

Alfred dijo...

Bonito cuento. De esos que te dejan con la sonrisa puesta.

Besos.

Joaquín Galán dijo...

Una historia de esas que hacen creer de nuevo en el amor y además muy bien narrada.
Me encantó Mariarosa. Un abrazo

Laura. M dijo...

Precioso y muy romántico. Bien por reeditarlo, así lo he conocido. Gracias.
Un abrazo.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

El amor decía mi abuela, "llega cuando llega". Noay que apresurarlo. UN abrazo. Carlos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Bota bene : hay que apresuarlo.

Hada de las Rosas dijo...

La historia de Luna y su amor con el capitan dejo un legado maravilloso, tan romantico que se convirtio en una leyenda, para mi. El amor de Luna y su transformacion personal quedaron en la memoria del pueblo. Preciosa, preciosa historia, querida amiga.
Besos.

Maite Sánchez-volarela dijo...

¡¡Maravilloso!!
Me has puesto la piel de gallina. Qué exquisitez, qué delicia, qué misterio bello, entre la magia, la poesía y la leyenda.
Has creado un personaje inolvidable, pero también la ambientación me ha encantado, el faro, el mar, el mundo rural...
Me encanta compartir contigo la magia de la luna.

Un fuerte abrazo!! :)

Lu dijo...

Ayy Maríarosa! Qué bella y reconfortante historia!
Me encantó. Las descripciones, el paisaje , esa protagonista más allá del mundo exterior, fantástica eligiendo su propia vida y ese amor ¡soñado!
Aplausos querida escritora
Abrazo

ETF dijo...

Un cuento precioso, María Rosa. Es necesario que se publiquen estos relatos para que los viejos podamos seguir soñando que el amor no murió.
Un abrazo muy fuerte.

A. Javier dijo...

Lo imaginé, quise decir, lo visualicé
mientras leía la historia, todo lo que sucedía
se posaba en mi mente como un corto de cine
supongo que es la magia de una leyenda
y también, la magia de pluma.

Un abrazo!

Ernesto. dijo...

Un cuento enternecedor...
Contado con la naturalidad de siempre.
Abrazo Mariarosa.

Raul Ariel Victoriano dijo...

Si hay algo que me encanta es cuando una narradora me cuenta una historia de amor dejando entrever los detalles del misterioso mundo femenino.
Hermoso cuento, María Rosa, te felicito.
Ariel

Meulen dijo...

Una bella historia , que me da ideas de muchas ilusiones que una persona puede alcanzar si es capaz de abrir su mente y su corazón a la in mensidad del profundo mar...nunca puedes saber que traerán sus olas...

Un abrazo estimada.

Tatiana Aguilera dijo...

El amor siempre llega, de alguna forma siempre toca a todas las personas. Ella tan solitaria, tan introvertida se enamoró de un apuesto capitán. No necesitaban hablar el mismo idioma porque el amor es un lenguaje universal que conecta los pensamientos. Precioso cuento María Rosa. Bellísimo.

Besos y abrazos

Julia López dijo...

¡Qué historia tan bonita!
Verdad o leyenda, que más da. A mi me ha encantado de principio a fin.
Un cordial saludo

Hola a todos...

  En este breve mensaje quiero agradecerles tantos años acompañándome, ustedes son la vitamina que levanta mi ánimo cuando me encuentro de...