¿Quién
dice qué no te amé, qué no te amo? ¿La gente, tus padres?
Qué
saben lo que siente mi corazón, que dolor me cierra el pecho cuando te
recuerdo, cuando evoco lo felices que éramos mientras nadie sabía lo nuestro.
Pero se enteraron tus padres y nuestro
mundo encantado se fue reduciendo como un globo gastado. En un pueblo chico,
los chismes vuelan como pájaros, pero no son bonitos como ellos.
¿¡¡La
hija de una cocinera, estás loco!!? ¡Me
parece escuchar a tu familia!
Sí
estabas loco, pero de amor y no entendías las razones que esgrimía tu madre ni
los motivos de tu padre.
Agotado
por la presión que ejercieron sobre nosotros, buscaste una salida, escapar.
Desapareciste sin decirme nada, tus padres no entendieron por qué una mañana tu
cuarto amaneció vacio, huérfano de tu presencia.
Te
alejaste para meditar, eso decía tu último email y yo quedé aprisionada entre
tu recuerdo y la mirada de odio de tu madre cada vez que me cruzaba.
Sin
embargo no perdí la ilusión, un amor tan grande no puede morir con tanta
facilidad, me decía y esperé.
Cada
primavera soñaba que ibas a volver, mientras las voces del pueblo me decían que
esperaba en vano, sin embargo las retamas del río me acompañaban cada tarde y esparcían su aroma para darme ánimo, cruzaba
por el mismo camino que habíamos recorrido juntos.
Un
verano mientras observaba la bandada de golondrinas que regresaban a sus nidos
abandonados, te vi, cerré los ojos, creyendo que eras una ilusión, pero no,
eras real, tan real como el sol que nos daba de frente y nos enceguecía y solo
supimos llorar como tontos y volvieron las fogatas encendidas de la infancia, y
sonaron campanas y no era domingo y el pueblo comenzó a girar en un loco círculo
que nos mantenía en el centro de un extraño efluvio.
“Tuve
que sufrir para aprender a amarte,” me dijiste. Y volvimos a empezar, con el
equilibrio del abrazo, y aprendimos el abecedario del amor, y sonaron aplausos
que solo nosotros escuchamos, eran los duendes que siempre me acompañaron, esos
que los descreídos dicen que no existen, pero que solo los locos y los
enamorados vemos. Y nos alejamos abrazados ante la mirada curiosa de los
vecinos, los mismos que me juraban que no ibas a regresar.
27 comentarios:
Un final tan maravilloso como merecían ambos. Un texto que enamora tanto como el amor que desprende, me ha gustado mucho. Un abrazo
La fe del amor, es algo superior a todos los sentimientos, ese que nadie ve, y solo uno sientes. Precioso relato, Mariarosa.
Mil besitos y muy feliz día ♥
Hola Maria Rosa:
Por lo menos él fue fiel a ese amor y solo huyó para reforzarlo y ella nunca perdió la fe .Cuantos amores se frustran por no ser aceptados en los entornos familiares y más en pueblos que siempre eres la comidilla por el maldito estatus.
Una alegría poder visitarte por estas fechas, que ya comienza el adviento y que nosotras las del atelier volvemos a colgar nuestros modestos trabajos.
Un abrazo desde este rinconcito
Un sentimiento que une a través de tus letras...
Un abrazo.
Es un historia muy bonita, hay amores que no se pueden rechazar y en el momento adecuado vuelven a asomar.
Un abrazo
El amor no se puede comprender y tan poco rechazar, solo el que lo vive o ha vivido alguna vez, comprende y sabe de él. No hay nada más bello en la vida que estar enamorado/a.
Preciosa y romántica historía María Rosa y sobre todo con buen final que es de agradecer.
Un abrazo, amiga.
Que cuento tan lindo y romántico, el amor es una puerta con muchos cerrojos, pero cuando es de verdad no hay cerrojo que no se pueda abrir. Un fuerte abrazo y muy feliz jueves.
Me encanta esta historia de amor. Un beso
Precioso, Mariarosa, una delicada manera de contar ese amor que se me hace muy conocido.
Enhorabuena.
Feliz jueves.
Los reencuentros siempre son explosiones de alegría y plenitud cuando nos dejamos llevar por lo que sentimos, por lo que nuestra alma nos pide, aunque otras veces, la mente desconfiada nos retiene y reprime la expresión de nuestros verdaderos sentimientos.
Has retratado realmente bien ese reencuentro, amiga mía. Lo he sentido en el pecho, créeme!! Hasta he sentido el ansia de vivirlo!!! Tan bellamente transmites esas emociones que despiertas sentimientos en letargo...
Me pregunto cuál fue el origen de este relato, el grano a partir del cual creaste esta historia. Y así saber lo que tu maravillosa imaginación ha añadido. Pero supongo que no es pertinente, y lo comprendo.
JUn enorme abrazo, querida amiga!!!
Una hermosa y romántica historia tan bien narrada, que allí me vi a orillas de ese río, entre los árboles, el pueblo y su gente.
Me alegró que tuviera un final feliz.
Un abrazo. PATRICIA F.
Preciosa historia amiga.
He vibrado con cada uno de los párrafos. Y esperaba lo que al fin fue:
¡Un final feliz!
Lo lamentable en tal caso es que aun hoy, particularmente en nuestras provincias del norte, eso de que las familias se oponen, por la clase social, sigue siendo una realidad.
Y no lo sé pero se me ocurre que, tal vez, en muchos casos los jóvenes no se atreven a incumplir el mandato familiar. Espero estar equivocada en esa suposición.
Gran relato!
Abrazo va
Hola amiga!
que bonita historia nos presentas hoy,
tan tierna y positiva que me
llega en forma de una caricia al alma.
Adoro los finales felices! 💖´ *•.¸♥¸.•**
Te envio muchos abrazos 💖´ *•.¸♥¸.•**
Siempre es bueno volver a empezar. Lindo relato.
Lo que fue sembrado en tierra h¿fértil a pesar de las cizañas que le aventaron no sirvió de nada ,solo reforzar lo que bellamente había germinado.La naturaleza siemrpe acompaña y mitiga todo.
Linda historia para sonreir.
Besos.
Maravilloso cuento, aunque nada de cuento tiene en la vida real, ya que a cuantos enamorados, sobre todo en otras épocas antiguas, les habrá pasado.
Me encanta como lo cuentas, siempre encuentras las palabras más preciosas para relatar las historias.
La verdad que si escribieras una novela, daría gusto leerla hasta el final.
Un placer la lectura M. Rosa.
Un abrazo y buen fin de semana.
Ese momento en el que aparece la persona deseada cuando ya no la esperábamos... es único.
Y claro, allí se ven los duendes que no aparecen más que en esos momentos imborrables. Se llena el alma, brilla todo con más fulgor.
Muy lindo, amiga, muy bien.
Abrazo.
Vencieron obstáculos, desmintiendo a los vecinos.
Final feliz. Y bien contado.
Un abrazo.
El personaje se jugó por la mujer amada, desmintiendo a los vecinos.
Un abrazo.
De fondo suena la versión de Diego Torres de "Penélope", seguro.
Saludos,
J.
Nunca es tarde. Historia con final feliz y merecido.
Buen domingo.
Un abrazo.
Precioso! Y tan envolvente, dulce... Qué pocas historias se escriben con final feliz, y cuánta falta hacen...
Un fuerte abrazo!
El amor tiene tantas puntas, que las de este relato lo definen en esa perplejidad que del amor puede pasar al desamor, o del desamor al amor. Me encanta eso de los duendes protectores del amor. Con aprecio. Carlos
¡Qué romántico! El amor necesita cocinarse a fuego lento...
Me encantó, un abrazo, feliz semana.
Una historia natural. Tal vez de otros tiempos...
Abrazo Mariarosa.
Tu historia engancha desde el principio, amiga...Nos dejas el misterio del amor, que duendes y espíritus protegen...Qué bella esa esperanza de ambos, que se hizo realidad por encima de los pesimistas.
Mi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer, compañera de letras.
Una historia maravillosa y con final feliz, gracias por haberla creado en un mundo que, con demasiada frecuencia, solo se ocupa de los problemas y de las miserias. Un abrazo de paz y de esperanza. Feliz Navidad.
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