Era una piedra chata, liviana,
ocupaba la palma de mi mano, cuantos recuerdos me traía. La arrojé sobre el
agua, saltó una, dos, tres veces y se hundió, va a ser un día de suerte, me
dije. Eso creía cuando era niña. Si la piedra saltaba muchas veces, los duendes
me acompañarían, pero casi nunca pasaba eso, generalmente al primer salto se
hundía.
Cuanta ilusiones forjaba mi
mente en la niñez, creencias que seguramente escuchaba y le daba realidad con
mi inocente forma de pensar. No he cambiado mucho. Creo en la gente, a veces es
bueno ser así, otras no. Las desilusiones duelen. Algunas personas son como la
piedra que arrojaba sobre el mar. Por fuera muestran una finura, un color y
ante el primer golpe se quiebran y sale a la luz su interior seco y gris.
Soy observadora, me gustan los
detalles, los fijo en mi memoria y luego van a ir formando parte de mis
cuentos, gestos, palabras, cada persona tiene su estilo al igual que los
escritores, en el individuo surgen naturalmente por su educación y crianza, en
el escritor lleva tiempo y correcciones, borrar
y leer, volver a leer en voz alta y darnos cuenta como suena esa
narración y qué nos quiere decir, ¿es lo que intentábamos contar? Puede
resultar una tontería o una obra de arte.
Repito, me gustan los detalles,
esos pequeños que parecen no tener importancia y sin embargo le van marcando al
lector una idea del personaje y su entorno; el pañuelo olvidado en un sillón,
la taza con restos de café sobre la mesa, van sumando datos, que desnudan,
presentan, cómo y quién es el actor del cuento.
Escribo sobre personas, seres
que he conocido, a veces en un viaje en
tren, en el vecindario, en mi niñez. Los viajes largos en tren me encantan y
allí, no sé por qué, las personas hablan, cuentan su vida o me ven cara de psicóloga,
y se sinceran sin que yo les pregunte mucho, de esas charlas han nacido muchos
cuentos.
Aquella piedra de la infancia
que saltaba sobre el agua era tal vez mi modelo de vida, investigar buscando la
musa inspiradora, saltando sobre diferentes estilos, a veces la musa sale a mi encuentro y la
mayoría de las veces se esconde y me deja con la hoja en blanco.
25 comentarios:
Las musas, esas ninfas bromistas y en ocasiones escurridizas que juegan al escondite, pero cuando posan seriamente es una gozada disfrutarlas, así como tu relato.
Mil besitos y feliz noche, Mariarosa ♥
Una vez leí un relato sobre unas piedras en el río ,y me fascino , porque su escritor les daba vida propia y pensé `por qué no, ellas también son seres de la tierra.
Hoy tu cuento me lo ha recordado, ser observadora te lleva a conocer al ser humano y eso está bien.
Por otra parte en los pequeños detalles se conocen a las personas mucho más que en los grandes que esos se dan por hecho. Un fuerte abrazo con todo mi cariño.
Quien no ha jugado con la piedra, compitiendo con los primos. Despiertas recuerdos de una manera entrañable. Un abrazo
Así somos los escritores acumulando detalles para luego ponerlos en los libros o poemas.Las musas siempre son esquivas pero uno debe esperarlas y seguir trabajando. Te mando un beso.
Sin dudas tenés un don especial que hace que la gente te cuente cosas, o tal vez es tu vocación de escritora que consigue la confianza necesaria en el otro para que le cuente sus pequeñas historias y luego, de manera muy personal, convertís en rotundos relatos.
En todo caso, que surge de tus palabras, sos una escritora con estilo atrapante.
Escribir relatos es un don que pocos tienen. Un beso
Como dice Susana, ese don lo tienes, yo solo me atrevo con la poesía.
Felicidades por este hermoso relato.
Un beso y feliz jueves.
Pues con esos pequeños detalles se consigue la inspiración, no lo dudes, y tú la tienes.
Un abrazo y feliz día.
Como diría una amiga bogotana "qué lindo escribes", mariarosa.
Es como hablar con mis bendiciones, mis maldiciones y con aquello que pienso sin saber que estaba ahí.
Corres la cortina de mi imaginación y leerte es un placer.
Gracias.
María Rosa, como observadora que eres, sabes que tras los detalles y objetos de los seres humanos se esconde el alma, el misterio que nos rodea a todos. Tu sabes encontrarlo, nos lo muestras en múltiples relatos y nos adentramos contigo, disfrutando de tus historias y letras. Lo consigues, amiga, vaya si lo consigues...
Mi abrazo entrañable y mi ánimo siempre, compañera de letras.
Es curioso, algo tenemos en común. Le doy mucha importancia a los detalles y hablando, cuando quiero contar algo, no aoy capaz de ir al grano porque siempre me pierdo en los detalles. Lo que nos hace tan atractiva la lectura es, precisamente, la enorme diversidad de temas y el enfoque que cada individuo le da al tema. Bueno, como ves, ya estoy liada y dispuesta a entrar al "saco". Creo que ya está bien. Perdona. Solo quería decirte que estaba completamente de acuerdo contigo.
Han pasado muchos días en que por diversos motivos, entre ellos el ordenador, he tenido que intrerrumpor el contacto con todos los blogs amigos. Trataré de ponerme al día pero despacito.
Un abrazo y no olvides que el ingenio para ver las historias y los sorprendentes finales, son siempre tuyos.
Cierto, ser observadora ayuda a contar historias.Por eso las tuyas suelen ser buenas.
Yo también jugaba de pequeño a la piedra sobre el agua,aunque nunca me dio por relacionar el resultado con el futuro y con la vida. Tal vez debería haberlo hecho.
Saludos, Maria Rosa.
Que tal mariarosa!
En ciertos pasajes me senti identificada con vos,
a mi tambien la gente me cuenta sus cosas.
Tenemos imagen confiable, evidentemente :D
pero la diferencia es que a vos los duendes y las musas
te visitan permanentemente, amiga!!
Te mando muchos besos y feliz noche de jueves.
La vida es la suma de esos detalles de los que hablas, muchas veces nos pasan desapercibidos y sin embargo pienso que son los que dan forma a nuestra realidad cotidiana.
Confiar es muy importante creo yo, tu voz interior te avisa si algo no está bien y comprendes, aunque duela a veces es la única forma de darse cuenta de algo que necesitas saber. Pero en todo caso, confiar abre la puerta a muchas cosas que merecen la pena.
Un abrazo
Linda esa piedra y gran historia, formar esa belleza
de algo tan insignificante.
Me imagino a los niños de ahora, se inspiran en su iPhone.
Lindo finde.
No me extraña que seas observadora porque las historias que cuentas tienen todas mucho encanto. Además creo que es muy importante observar, se aprende mucho de los pequeños detalles y algunos todavía nos pueden sorprender.
Precioso relato María Rosa.
Un abrazo y que pases un fin de semana muy agradable.
Observar es de gran ayuda para seguir con tu inspiración creadora. Que tus musas sigan mucho tiempo contigo, así seguiremos leyendo tus buenos relatos Mariarosa.
Lindos recuerdos de esas piedras tenemos todos.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
A las musas les encanta jugar al escondite, amiga mía. Pero por suerte, también danzan para nosotros de tanto en tanto. Me ha encantado leerte, como siempre, tú si que eres una musa. Besos :D
¿Qué haríamos si cada vez que arrojáramos una piedra al mar, río, lago, charco de agua de lluvia, o lo que fuera, esta nos fuera devuelta con puntería exacta? ¿Dónde nos esconderíamos?
Saludos,
J.
me trajiste un hermoso recuerdo a la mente, pero con mi hermano jugábamos a ver quién le hacía dar mas saltos a la piedra.
A mí también me gusta mucho observar el mundo que me rodea y sacar historias de allí, a veces ese mundo me trae recuerdos que puedo plasmar en un papel.
Saludos, PATRICIA F.
Ser bueba observadora, conservar en la memoria esos pequeños detalles que al narrarlos toman vida propia y las musas que te acompañan, logran que tus relatos sean atrayentes mariarosa. una vez más has conseguido que me quede uun buen ratito gozando de tu escritura
Un fuerte abrazo
Claro que eres observadora, si no lo fueses, no nos embelesarías con tus escritos.
Las personas observadoras, son creativas, la imaginación vuela. Me ha encanto leerte. Un abrazo y feliz semana.
Cuanta razón llevas esos "pequeños detalles" que parecen no tener importancia es lo que nos hace sentir y vivir la vida en plenitud y recordarlos con cariño y añoranza...
Un bellísimo y hermoso relato que me traslado a mi infancia, un gran abrazo.
Eres una persona muy sensible, amiga, como tú das, o casi todas las personas que leo o me leen.
Y he llegado a la conclusión de que N somos conscientes de ello, en parte porque declararse muy sensible intimida a las personas muy sensibles. Sensibilidad y vulnerabilidad van de la mano, y eso atemoriza ser reconocido. Y sobre N embargo es una de nuestras fortalezas. Son conceptos erróneos...
Tu te fijas en los detalles, y eres toda tú detalles que me hablan de eso. Maravillosos detalles. Relatos preciosos que caldean el alma y satisfacen esa necesidad que tenemos de dulzura, de cariño sincero.
Por todo lo que digo aprecio tanto lo que escribes. Cercanía... Complicidad...
Gracias, Mariarosa.
Y un enorme abrazo, querida amiga.
No parece que la Musa te deje... más bien eres de lo más prolífica, algo que envidio.
Me ha encantado este escrito personal; conocerte un poco más; saber que te gustan mucho los detalles. Sí, así lo muestras, como en la historia que acabo de leer. Lo de matar al hombre como se mata a una mosca indica que no es buena, incluso que puede haber mentido acerca de lo de la paliza. Me gusta mucho esa sutileza que tienes al narrar y tus personajes tienen mucha psicología.
Ensayas con estilos y tocas infinidad de temas, ¡estupendo!
No pares...¡Nos tienes hechizados!
Un abrazo grande
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