lunes

Del otro lado de la pared.


 

 

 

Ellos abandonaron la casa.

Hoy las paredes caen lentas bajo las maquinas demoledores.

 

Ella quedó sola, recostada sobre en la pared  del fondo.  Es un despojo   triste, ya nadie la cuida, el desánimo la está ahogando, presiente que su fin se acerca. Los gorriones vuelan a su alrededor, le regalan sus trinos, pero ella no los escucha, se encierra en su penar.

Es un rosal triste, sus hojas amarillentas comienzan a perder fuerza y caen sobre el césped empujadas por el viento.

Una mañana, algo la quitó de ese letargo que la estaba llevando al fin. Del otro lado de la pared, alguien reía, le gustó esa risa que sonaba como un cascabel. Al día siguiente la escuchó nuevamente, ese  júbilo  le hacía bien. Con un arresto de energía, intentó elevarse y mirar, pero era imposible, la congoja había aflojado su esencia y sus ramas caían sin fuerza.  

No lograba ver quién era.

Cada día se esforzaba un poco más. Creció, se alimento de la risa que llegaba como lluvia bienhechora. Logró que nuevos brotes alcanzaran el último ladrillo, y sin darse cuenta se estaba renovando, esa alegría que llegaba desde el otro lado, era su vitamina, su verde corazón germinaba con nueva savia.

En unos meses los brotes se habían convertido en ramas, que caían generosas del otro lado de la pared.

Al fin pudo ver quién reía. Era una niña morena que cada día la miraba sorprendida al verla asomarse curiosa y ofreciendo sus ramitas verdes como manos tendidas a la caricia.  Una mañana, la sorpresa de la niña se transformó en gritos de alegría.

—Mamá, mamá, ven a ver…

Madre e hija quedaron mudas ante la belleza de las rosas rojas que se abrían  al calor del sol ofreciendo su belleza.

—Es una  rosa enredadera —dijo la mamá.

Y el rosal, al escuchar la admiración que despertaba perfumó sus flores y dejó que la brisa esparciera en el aire su aroma. Se sintió viva,  como la  risa de una niña que la arrancó de su tristeza.



20 comentarios:

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Qué bello texto en la metáfora de este rosal en abandono que logra recuperarse, cuando siente que hay alguien que no lo condena a la horfandad. Cuánto mensaje de humanidad, en estos tiempos de despojo y pérdida del norte humano. Mi aplauso. Carlos

Emilio Muñoz dijo...

Qué belleza de relato, María Rosa!!!

Y cómo me encanta leer estas cosas sencillas de la vida, majestuosas en su expresión de la belleza, que alimentan mi espíritu!!!

Y cómo admiro a quien, en su sensible mirar, son capaces de ver la grandeza del milagro de la vida!!!

Un verdader placer detenerse en tu casa, amiga. Un enorme abrazo!!!

Flor dijo...

Hola María Rosa , que belleza de relato
justo es la floración y el renacimiento
de una nueva estación , te deseo una
feliz semana , y feliz semana Santa.
Besos de flor.

Rafael dijo...

La rosa también quería aportar su alegría...
Un abrazo y feliz semana.

Campirela_ dijo...

Que ternura dios, si es siempre lo mismo todo ser vivo, ya sea humano, planta o animal el cariño lo percibe y le hace feliz, como a este rosal el saber que su olor era aplaudido.
Precioso. Un besote grande .

Elda dijo...

Que cuento más precioso, una buena metáfora para la vida de quien se siente como el rosal, algo puede aparecer que vuelva a dar alegría por vivir.
Es muy hermoso, me ha encantado María Rosa, como todas las historias que tan bonito escribes.
Un abrazo, y que tengas una bonita Semana Santa.

Nocturno Náufrago dijo...

Una metáfora de vida. Muy bonito y muy imaginativo, buena idea bien desarrollada.
Saludos, amiga.

J.P. Alexander dijo...

Uy que linda historia. Te mando un beso.

Sandra Figueroa dijo...

Que hermoso relato, me hizo llorar al imaginarme ese rosal.... Saludos amiga.

Carmen Silza dijo...

Bello texto y metáfora, excelente relato, lo he disfrutado María Rosa.
Feliz día. Un beso

Margarita HP dijo...

¡Qué preciosidad María Rosa! Qué hermoso y emotivo a la vez. Me ha encantado ese "renacer" o en este caso "rebrotar". Besos :D

Susana Moreno dijo...

Muchas veces nos sentimos así. Un. Beso

silvioafonso dijo...

Gostei muito do seu relato,
minha querida MRosa.
Parabéns e um beijo.

Hada de las Rosas dijo...

Amo este cuento maravilloso es divinisimo, mi querida mariarosa!
que pases una hermosa noche, tan linda como esta historia─── ・ 。゚☆: *.☽ .* :☆゚. ───

Ernesto. dijo...

El apoyo ajeno es consustancial con el ser humano.

Es como el agua que vivifica!

Abrazo Mariarosa.

José A. García dijo...

Allí donde sólo miramos ocasionalmente siempre hay maravillas esperándonos.
Pero hay que saber reconocerlas.

Saludos,
J.

Ana Mª Ferrin dijo...

Tras leerte, ahora mismo podría cerrar los ojos y sentir cómo el aroma a rosas se paseaba a mi alrededor, inspirándome. (Otra cosa sería que alguna musa anduviera cerca...)

Un abrazo, M.R.

Maite Sánchez-volarela dijo...

Bellísimo este cuento, M. Rosa. Tu imaginación unida a tu ternura natural hacen maravillas.
Un aplauso y un saludo cariñoso :)

Anónimo dijo...

Está bonito :)

Sentí la pena del rosal. Sentí sus ganas de revivir. Escuché la voz de la niña hablando a su madre...

Buen día, mariarosa. Un gusto 📚

Rehoboth dijo...

wonderful post

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