domingo

Siempre había estado allí.


 

 

     Siempre había estado allí, con la comida lista, la ropa limpia, la caricia volando como un pájaro con el pico cargado de miel. De tanto verla olvidaron quién era. Ellos eran así, seres apurados, sordos  al murmullo que dejaban oír sus lágrimas al caer  en el piso de la cocina, sus labios olvidaron las palabras amables, que se fueron durmiendo en sus gargantas como niñas caprichosas.  

     Un día  el destino sopló fuerte, elevó las caricias y el murmullo cantarín de las mañanas desapareció.  La casa fue hielo, el aroma a sopa, a cebolla y torta de vainilla se esfumó como un suspiro, la mesa quedó huérfana de platos, la canasta de pan almacenó restos secos y el viento circuló helado por las habitaciones.

     Pasaban los días y la quinta silla de la mesa familiar, permanecía vacía. Allí se dieron cuenta de la ausencia, pero ya era tarde, el silencio se había anidado en sus corazones y la soledad los fue cubriendo con una ceniza gris y una mañana la casa había desaparecido.

     Un nuevo terreno baldío apareció en el barrio, los vecinos circulaban ante el sin notar la novedad, es que eran seres apurados, sordos al canto de los pájaros que desde los paraísos y los aromos, intentan decirles algo.

 

13 comentarios:

Campirela_ dijo...

Un cuento donde nos deja entrever que a veces no somos conscientes de lo que tenemos alrededor de nosotros, hasta que es tarde.
Mensaje entre metáforas.
Un besazo y muy feliz semana.

Margarita HP dijo...

Qué hermosura amiga mia, y cuánta verdad en esa enseñanza de que no siempre valoramos lo que tenemos ante nosotros. Besos :D

Rafael dijo...

El tiempo pasa y la vida transcurre, como en el cuento...
Un abrazo.

José Luis Asensi dijo...

Genial tu manera de mostrar algo que es evidente y no queremos ver la mayría de las veces y que sólo lamentamos cuando ya no está, cuando lo hemos perdido, así como el paso del tiempo que todo lo va desdibujando.
Muy bueno tu relato.
Abrazos.

Elda dijo...

Un cuento precioso y muy triste me ha parecido en esa indiferencia mostrada hacia la persona que siempre lo tenía todo a punto, y que solo se valoró cuando se dieron cuenta de su ausencia.
Esto es lo que he entendido en este relato metafórico y que has desarrollado con mucho arte.
Muy bueno lo del terreno baldío... Tantas veces miramos y no vemos, oímos y no escuchamos. Triste, pero cierto en algunas ocasiones.
Un abrazo María Rosa y que tengas una buena semana.

Mª Jesús Muñoz dijo...

María Rosa, tus letras nos han mostrado cómo el tiempo se lleva todo hacia el olvido inexorablemente cuando falta el amor... Es importante valorar a las personas que nos ayudan, impulsan, mantienen y nos dan la vida...La frialdad e indiferencia conduce a la destrucción y al vacío. Mi felicitación por tu maestría en esta historia a cámara rápida (time lapse) cuyas imágenes han pasado ante nosotros y nos han dejado tristeza y nostalgia, amiga.
Mi abrazo entrañable y admirado, María Rosa.

Susana Moreno dijo...

Hay cosas que sólo se valoran cuando es demasiado tarde. Un beso

- R y k @ r d o - dijo...


Um texto que nos envia ( e merece) para uma enorme reflexão sobre os fatos e a própria vida..
.
Uma semana feliz … Beijo e/ou abraço
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Hada de las Rosas dijo...

Buenas noches querida maria🌹
preciosa y nostalgica historia, me
transmite gran sentimentalismo, hay muchas mujeres que hacen vidas asi,
siempre disponibles,
siempre silenciosas...
nadie repara en ellas hasta que un dia
tambien silenciosamente, como una velita que se apaga, se van
y subitamente, como despertando a una pesadilla, todo se torna gris.
Besote.

J.P. Alexander dijo...

Genial relato, me gusto muncho. Te mando un beso

Sandra Figueroa dijo...

Deberíamos aprender as valorar lo que tenemos antes de que sea demasiado tarde. Hermoso cuento amiga. Saludos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

No estar para quien requiere el afecto. Así somos, hemos perdido la sensibilidad del amor por el más vulnerable. UN abrazo. carlos

AMALIA dijo...

Una pena no saber valorar lo que tenemos cerca cuando todavía es tiempo.
Muy bello relato.
Un abrazo.

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