La librería era antigua, y según me había contado el viejo Mateo, ya lo
era, cuando él la compró y desde entonces subsiste sobre la Avenida Corrientes
con su carga de novedades y viejas ediciones.
Llegué como empleada sin experiencia ni conocimiento
de los diferentes escritores y tipos de literatura.
Don Mateo me fue refiriendo, en las tardes en
que los clientes escaseaban, que la librería en su nacimiento resultó ser una
fonda y el dueño, lector avezado,
colocaba en las paredes estantes con libros de aventuras e
historia.
En la década del 30 con la ampliación de la avenida, quedó
abandonada unos años, luego la compró un español y la convirtió en librería.
Eran muchos los que llegaban en busca de
ediciones antiguas, don Mateo era un
conocedor del tema.
Solían llegar personajes curiosos, al menos lo eran
para mí, entraban y seguían por el pasillo
que llegaba hasta el fondo y allí lo buscaban a Mateo, se reunían y los
escuchaba hablar en voz baja como si se transmitieran secretos que nadie debía
escuchar. Sospechaba que esos libros que se llevaban ocultos bajo el brazo o abrazados
a su pecho y por los que pagaban un dineral, debían ser robados, o de de algún
escritor prohibido. Demasiado misterio.
Existían muchos secretos en la librería, no solo el de los compradores solapados,
era esa puerta del fondo, de color marrón y mal pintada que conducía a un
cuarto al que el viejo no me permitía entrar, quien me intrigaba soberanamente.
Un día Marcos la dejó entreabierta y pude ver
que era un lugar pequeño, con estantes y algunos libros, llamó mi atención el olor a humedad y a rancio que salió del
cuartito, era un aroma pesado que se fue diluyendo cuando el viejo al ver mi
cara asomándose; cerró la puerta de un golpe. La llave siempre la llevaba en el
bolsillo de su saco, era imposible entrar a escudriñar.
Tal vez por mis pocos años, o mi instinto
curioso, vivía pendiente de esa puerta, deseando que algún día don Mateo se
olvidara de cerrarla.
El día llegó. Una tarde que el viejo se retiró a
descansar su siesta y seguramente habrá
sido por el cansancio o sus muchos años, olvidó la llave en la puerta.
Era mí oportunidad. Entré.
El cuarto era muy chico, algunos estantes con pocos libros, los conté,
eran treinta y cinco.
Fui observándolos, tal vez encontrará alguno que
resultara de interés. Entonces lo vi; “Rebeca” de Daphne du Maurier. Había sido
la primera película que vi de Alfred
Hitchcock y me había encantado.
Me senté en el piso y lo fui ojeando, allí
comenzó la más extraña situación de mi
vida. Escuché una voz:
—Quiero salir de este encierro.
Cerré el libro y me puse de pie.
Miré a todos lados, estaba sola, la voz volvió:
—Soy Rebeca, quiero que abras el libro
nuevamente y también la puerta de este mugroso cuarto.
Comenzó a palpitar mi corazón y mi espalda a
sudar, siempre me sucedía en los momentos de tensión o temor. Me animé a
responder:
—No puedes ser Rebeca, ella es el personaje de
una novela, no tiene vida.
—Chiquilina estúpida, abrí el libro y vas a ver
que soy real.
Estuve a punto de obedecer, cuando recordé que
Rebeca había sido una mujer llena de rencor y el personaje más odioso que pude
conocer en una película. Puse el libro nuevamente en el estante, me temblaban
las manos y antes de salir volví a escuchar la voz:
—Sácame de aquí, maldita seas.
Salí y quedé apoyada en la puerta, todavía
estremecida y transpirando por el miedo, cuando de pronto apareció don Mateo.
—¿Qué hiciste? Estás blanca cómo la nieve…—me
dijo.
—Debo de estar loca… me habló el personaje de un
libro…
Don Mateo dio dos vueltas a la llave y la guardó en su saco y con la cara
roja de rabia me dijo:
—No estás loca, te dije que no debías entrar
allí, hay ciertos libros que está prohibido sacarlos de este cuarto, si yo te
hubiera dicho el motivo, no me hubieras creído, tuviste suerte que no te
sucediera nada.
—¿Qué me quiere decir, que esos personajes
tienen el poder de hacer daño?
—Sí, son un peligro, son libros de primeras
ediciones que salieron mal impresos y fueron desechados, por algún misterio, los
destruyeron, pero, quedaron uno o dos y no me pidas el motivo, porque no lo sé,
pero cargan con una maldición, otros son incunables, editados antes del 1500 y los habitan demonios.
—¿Por qué no los quema?
—Si lo hiciera, antes de consumirse el papel,
sus personajes saldrían a la luz y tomarían vida.
—¿Y entonces deben permanecer encerrados hasta
el fin de los tiempos?
—No sé, ya estoy demasiado viejo y no me animo
sacarlos de este cuarto, espero que entiendas cuando te digo que no debes
entrar.
Todavía temblaba cuando le dije:
—Tenga la seguridad que nunca más entraré…
—Sera mejor que vayas a tomar un café bien cargado
y luego a tu casa, es viernes y por hoy ya hiciste bastante…mañana no voy a
abrir.
Obedecí.
Al regresar el lunes, encontré a don Mateo limpiando
el cuarto del fondo. Los estantes estaban vacios, quedé sin palabras. Al ver mi
cara de susto el viejo me dijo:
—Tranquila,
me decidí y realice lo que debí haber hecho años atrás. Los guardé a
todos en un baúl, lo cerré con varios candados y agregué cadenas, y con uno de
mis amigos que tiene un yate, nos internamos mar adentro, y allí quedó el baúl
en el fondo del mar con sus treinta y cuatro libros.
—Eran treinta y cinco, yo los conté…
Sin decir palabras, Mateo revisó los estantes,
no había ningún libro.
—Te debes haber equivocado.
Dijo mientras volvía a revisar nuevamente cada
rincón.
—Estoy segura que no me equivoqué —respondí....
No sabíamos, que mientras discutíamos, desde uno
de los estantes de la librería y pegado al “El Resplandor” de Stephen King, un
libro viejo dejaba escuchar la risa
irónica de una mujer que se burlaba de nosotros.
23 comentarios:
Buen relato, me dejo con algo de miedo e intriga de que paso con los libros si escaparon los personajes malvados. Te mando un beso
. /⌒ ヽ / ⌒ \
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( ● ο ● ) Que tal amada mariarosa!
me encanta tu historia... para mi eran 135....
esa risita y el temor que le tengo yo al numero 4...
me de chuchu
Buenisima historia!
Estupendo relato, con una historia a caballo entre el recuerdo y la nostalgia de aquella librería y el terror de unos libros que cobran vida y están malditos. Un final sorprendente,que nos deja con la duda de si ese libro escapó.
Abrazos.
Es un relato muy entretenido y lleno de intriga. Felicidades.
Un abrazo.
Muy bueno. Vaya susto. Un beso
Excelente, me estremezco, estoy en mi biblioteca, aqui tengo la computadora y te leo y tengo uno que se llama: La Biblia del Diablo y dos personas quisieron leerlo y no pudieron porque sucedieron cosas extrañas nada mas abrir el libro..... Me encanto amiga aunque tengo miedito. Yo si leí ese libro que aqui conservo. Saludos.
¡Que buen relato amiga mia! ¡Me ha encantado! Qué imaginación tienes, ¡me encantaaaa! Uf, esos libros con vida. Besos cariño :D
Una de tus mejores entradas
Realmente no se que decirte
Una gran escritora
Saludos a mis raices plantadas en Buenos Aires
Leyendo el relato, que como siempre mantiene el suspense hasta el final, he prestado oído a esos 35 libros que todavía conservo en el mueble del salón. Por si de alguno saliese algún susurro inquietante... ¡Nada! Todo era silencio.
Los he contado, por si alguno se hubiese "perdido" por algún rincón de la casa. ¡Tampoco! Todos siguen alineados unos junto a los otros.
Buen relato. Abrazo Mariarosa.
Ya de vuelta vacacional saludando poco a poco a los amigos.
Un gran relato con mucha intriga amiga y muy bien redactado, enhorabuena.
Un gran abrazo y buen fin de semana.
Que gran relato, genial! yo también a veces cuando miro y observo mis libros cada cual con su historia, me he preguntado ¿y si los libros cobraran vida y me hablaran? los libros son apasionantes, y están llenos de magia, por todo ello siento una gran admiración por todos los autores que nos deleita y acompañan con sus letras en nuestro día a día.
Un gran abrazo y sigamos disfrutando de los libros!
Muy bueno.
Los secretos tienen eso de que se tornan pesados, misteriosos, para quienes no forman parte de ellos.
Saludos,
J.
Bueno
es sabido que hay misterios que uno nunca sabe en que esquina se los va a encontrar...
interesante e intrigante historia...de esa de libros viejos y llenos de suspicacias...
Ayyyyyy Mariarosa, eres grandiosa con los relatos!!! Desde que te leo, este me parece uno de los mas impactantes en todo sentido.
Cargado de descripciones uno se siente dentro de la librería como un observador tanto de los personajes como de todo el contexto.
Bien cierto es que algunas librerías de similares características a las que describes también tienen asiduos visitantes o compradores de características particulares …es como ponerse a pensar en un café literario y la gente que lo frecuenta, o una biblioteca..
Hay una frase que dice “La curiosidad mató al gato” jajaja y creo que aplica bastante a la vendedora inexperta y a todos los humanos, ya que cuando algo se nos prohíbe…ahí vamos!!!
El final…con esa risa burlona y justamente ubicado el libro al lado de “El Resplandor” me matoooo jajajaj y ni hablar que se me vino la película y el amor de mi vida Jack Nicholson jajjaja
Excelente entrada!!!!Te dejo un beso!Feliz semana!!!
Mariarosa, tus relatos son únicos mi amiga,
los manejas muy bien, desde el inicio,
intrigante, luce buenísimo con esos
misterios,que barbara eres para inventar
y ademas te quedan de maravillas.
Besitos dulces
Siby
Hola!
Excelente el relato, me ha parecido muy creativo y original.
Un abrazo y buena semana
Muy atractivo el relato y con un toque de misterio. Buen trabajo. Saludos cordiales.
La magia de los libros, capaz de hacer vivos a sus personajes, así sólo sea ficción. Un abrazo. carlos
Las librerías y sus estantes son magia pura y universos paralelos, en ellos la teoría de cuerdas se aplica literal
Buena semana
Saludos👍
Los libros saben como atraparnos amiga. También tú con tus relatos nos tienes intrigados hasta el final.
Buen miércoles.
Un abrazo.
Super blog
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De lo real a lo imaginario , los malvados tienen su vigencia permanenete...
Besos.
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