Volvió a mirarse en el espejo, su cara era la
misma, sólo que su mirada se veía diferente. Bah… son pavadas mías, se dijo.
Repasó mentalmente cada minuto, cada paso desde
que había salido del Hipódromo, pensó si no le convenía ir a la policía y hacer
la denuncia, pero quién le iba a creer que no estaba involucrado en algo, si a
él mismo, lo sucedido, le resultaba casi una novela extraña.
“Salió del hipódromo de San Isidro, con la rabia
apretándole los dientes y los boletos
rotos en el bolsillo. La fija que le habían asegurado que iba a ser su
salvación, lo hundió en la amargura de saber que había dejado en ventanilla el
dinero que tenía para llegar a fin de mes. Se detuvo en la Av Centanario y esperó el cambio de semáforo.
Desde un coche tocaron bocina y gritaron su nombre: ¡Carlo!
Reconoció a Tomas y se acercó. Subió. Al cambió
de luz, Tomas arrancó chirriando las
ruedas, orgulloso de su auto.
—¿Este coche es tuyo? —Preguntó sin poder creer
que ese modelo importado le perteneciera. Tomas respondió con un gesto sin
dejar de mirar la calle.
— ¿Te gusta?
—Claro que me gusta —dijo Carlo— parece que te va muy bien, la última vez que
nos encontramos andabas con problemas económicos y ahora te encuentro con
semejante auto…
Tomas salió de la avenida y se alejó de la zona
poblada. Tomó una calle asfaltada y
rodeada de pinos y eucaliptus.
—Esta calle es especial para hacer carreras,
casi nadie circula.
Aceleró y Carlo creyó que volaban, se abrochó el
cinturón de seguridad. La cara de Tomas era dura, no quitaba los ojos de la
ruta, por momentos sonreía y volvía a preguntar;
—¿Te gusta mi chiche?
Desvió la mirada hacia Carlo y en ese pequeño
instante de distracción, no vio el caballo que tranquilamente avanzaba cruzando
la calle, la frenada fue inútil, a la velocidad que iban, el golpe contra el
árbol fue inevitable.
Cuando Carlo abrió los ojos, solo vio humo y una
densa polvareda elevándose, habían caído en la cuneta, intentó abrir la puerta
y fue imposible, se soltó del cinturón y salió por la ventanilla. Tomas había
atravesado la loneta delantera y su cuerpo desarticulado, caído contra un pino,
parecía un maniquí roto. Quiso hacerlo reaccionar y fue imposible, no tenía
pulso. Estaba muerto. Todo a su
alrededor le daba vueltas. En cuestión de segundos la vida de Tomas se había
evaporado.
—¿Y ahora
qué hago? —dijo en voz alta.
Pensó en llamar al 911. Buscó el celular de su
amigo, no lo tenía en la camisa. Fue
hasta el coche y desde la ventanilla,
abrió la guantera, no sólo estaba el móvil allí, varios atados de dinero se
apilaban unos sobre otros. Tembló. Demasiado dinero. ¿Cómo explicar a la
policía, la muerte de Tomas y tanto dinero y él sin un rasguño? Lo mejor era
salir de allí, lo más rápido posible.
Corrió por entre la arboleda para que desde el
asfalto no lo vieran. Corrió tanto que al llegar a la ruta las piernas le temblaban.
El estómago se le contraía en un impulso que no lograba contener… El sudor
corría por su espalda como un río helado.
Ya en la ruta vio venir un micro, subió sin
mirar adónde iba.”
Golpearon la puerta de su pieza, era la dueña de
la pensión. No abrió. Preguntó:
—¿Qué necesita doña Lola?
—Hablar con vos, me debes tres meses, o pagás o
dejás la habitación.
—Después voy…
Estaba enojada. Escuchó el chancleteo que se
alejaba por el pasillo.
Abrió el cierre del interior de su campera y
separó una cantidad razonable de dinero, le pagaría dos meses, nada
más, no quería levantar sospechas.
Envolvió los demás paquetes, en papel de diario y los colocó dentro de una caja
de zapatos, la guardó en el ropero y lo
cerró con llave. Se miró nuevamente en
la luna del espejo, no estaba equivocado, era el mismo, sí, pero algo había
cambiado en su mirada.
31 comentarios:
Esa otra mirada lo delatara. No podrá vivir tranquilo después de lo que paso. La vida nos da sorpresas... Bonita historia amiga. Saludos.
¡Holaaa María-Rosa!
Nos dejas un interesante relato, no sé si cierto o ficción, pero muy bien relatado, amiga y bien pudiera ser real, pues pasa algo muy parecido.
Hay un refrán que dice, muerte de unos, vida otros y puede que a veces suceda así.
Me ha encantado leerte, reina.
Te dejo mi cálido abrazo y mi inmensa gratitud, tanto por esta lectura, como por tu huella en mi espacia.
Ten un día muy, muy feliz.
Muy bien narrado. Un beso
Un texto lleno de intriga y donde se ve la necesidad de guardar ese silencio que al final le delatara ..me gusto .
Un abrazo !!
Los ojos no saben esconder mentiras. Una narración perfecta. Abrazos
Nos compartes una buena historia donde se nota tu buen manejo de la intriga y una moraleja o sabiduría que nos invita a reflexionar, sobre la ley natural de causa y efecto (donde cada acción tiene sus propias consecuencias). Nada queda al azar, puesto que pronto o tarde se cumple.
Es un bonito e interesante relato.
Un abrazo.
La vida te depara sorpresas,... y en este caso ni él era el mismo y además su mirada era diferente. Muy bueno!
Me encantó, Mariarosa, cuántos acontecimientos en este relato breve y con suspenso.
A Carlo el dinero le vendrá muy bien, pero él ya se dio cuenta que no será el mismo.
Un abrazo.
Muy buen relato me sorprendio
La vida nos cambia en un segundo y nosotros con ella
maravilloso relato, sabes crear la atmósfera adecuada para mantener la intriga hasta el final!
un abrazo grandote
La culpa siempre deja huellas. Pudo más la tentación.
Un abrazo!
Su amor al dinero quizá lo complicó para siempre.
Genial manejo de la tensión y la intriga. Gran escritora.
Besos.
Qué intenso María Rosa. Pues si que algo había cambiado en su mirada. Qué bien narrado y llevado el hilo. Me ha encantado.
Besos :D
ninca dejes de escribir tus maravillosas letras
Jamás dejes de escribir
La mirada. Cuantas cosas, vivencias, vemos a través del espejo.
Un saludo
Muy buena la resolución con el tema de la mirada, elementos así son los que establecen la diferencia entre un buen texto y uno elemental.
El poder que otorga el dinero cambia a las personas y, con eso, su mirada.
Felicito.
Saludos.
Eres fantástica relatando!!! Un beso
La vida nos prueba, nos ofrece sorpresas y oportunidades que hay que gestionar...El ya no era el mismo y quizá se precipitaba, sin darse cuenta, por un extraño precipicio.Muy bueno para reflexionar sobre la moral y la dignidad humana, María Rosa.
Mi felicitación y mi abrazo, amiga.
Que macanudo el tipo le salio sin mas, ni pena, ni culpa, eres mágica escribiendo y narras con arte, gracias
Abrazo
Un inquietante relato, de principio a fin, con ese final tan "humano"...
Abrazo Mariarosa.
Mejor pagar solo dos meses.
Nunca hay que levantar sospechas innecesarias.
Saludos,
J.
Dentro del transtorno que tenía supo acertar en como pagar a la dueña de la pensión. Sería sospechoso que tuviera tanto dinero cuando hacía meses que no podía pagar.
Muy buen relato.
Besos
Hola María Rosa, fantástico relato, como siempre un placer leer todo lo que escribes tan bien desarrollado.
No me extraña que le cambiara la mirada, una mala acción que llevaría siempre sobre él.
Poderoso caballero es don dinero, como se suele decir, lo mismo para lo bueno que para lo malo.
Me ha encantado leerte de nuevo, porque lo que editas bien merece la pena.
Quiero agradecerte tu interés, a decir verdad eres la única que se ha dado cuenta que llevo un mes sin aparecer por estos lares, 😆😆. He estado en el mar todo el mes de junio alejada de Internet.
Muchas gracias nuevamente. Un cálido abrazo.
Fantástico. Fantástico! Que real.Suerte la nuestra no estar en sus zapatos.pero por un momento cobró vida!!
¡Extraordinario! Con el corazón en un puño me has tenido de principio a fin. Y no todo termina ahí, ya nos señala que no era él mismo. ¿No se darán cuenta los demás? El miedo a ser descubierto será su sombra, siempre.
¡Felicidades, Rosa!
Un abrazo.
También tendrá que tener cuidado con sus miradas.
Volveré.
Un abrazo.
Me ha gustado leerte. Un beso y gracias.
Algo cambió en él. No causó el accidente pero se aprovechó de el.
Tan disímil es la vida no?, su actuar llevará sobre sus ojos reflejados en los espejos que se vea...y puede pasar.
un mal accionar cuanto pesará en la vida!
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