viernes

Mi mamá me ama.






MI MAMA ME AMA.

Ayer fui al hospital con la tía Sara. 
Mi mamá está mejor, su sonrisa es triste, pero los médicos dicen que pronto podrá regresar a casa, al principio tendrá que usar silla de ruedas y si persevera con la Kinesiología, volverá a ser la mujer que era antes del accidente.

Esa noche desperté sobresaltada, desde mi cuarto, en la planta baja, escuché los gritos de  Matías, mi padrastro. Le recriminaba a mamá, cosas que yo no entendía y ella lloraba. Esas disputas eran continuas, él, por cualquier cosa, la insultaba.
Me asomé, Matías la había tomado por los hombros y la  zamarreaba. Grité  para que la dejara y él la soltó con furia y diciendo  palabras muy feas. Mami, perdió el equilibrio, intentó asirse de la baranda y no pudo,  rodó por la escalera. Aullé enloquecida.  Temblando de miedo, la vi caer, intentó levantarse y cayó,  quedó en el piso sin conocimiento, parecía una muñeca rota.
Matías llamó  a la ambulancia y mientras esperábamos me hizo jurar que no diría que él había sido el culpable de la caída. Yo no respondía, lloraba y me tragaba los mocos, no podía hablar.
—Obedece porque te mato —me dijo y me miró con ojos de loco.
Días después los médicos dijeron que mi mamá se salvó por milagro.

Mientras estábamos en el hospital, apareció otra vez la mujer policía, ella y mamá se quedaron a solas. Luego me llamaron y mami me pidió que le refiriera a la detective, qué le sucedió a mi padrastro.
No me gustaba la mirada  de esa señora, sus ojos me daban miedo,  hizo preguntas y me dijo que la escuchara  con calma para entenderla bien, creo que es ella la que no entiende; que yo tengo once años y sus  interrogatorios me asustan.
Le expliqué   nuevamente lo que viví esa mañana de  un mes atrás.
Yo dormía en mi cuarto.  Desperté y vi en el reloj que eran las seis. Me levanté, comencé a vestirme para ir a la escuela y escuché un ruido muy fuerte.  Me asusté. Al asomarme, lo vi a Matías caído al pie de la escalera, no se movía. Me acerqué y lo llamé:
—Matías… Matías…
No respondió. Recordé que mi mami se había caído igual.  Busqué el teléfono y marque el 911, no recordaba el número de la ambulancia, por eso llamé a la policía y luego  a la Tía Sara. En diez minutos llegaron todos. Los policías observaban el esfuerzo de  los médicos para hacer reaccionar a Matías, escuché que uno dijo:
—Se rompió el cuello.
Eso es todo lo que sé, cuando se dieron cuenta de que yo estaba presente, le dijeron a la tía que me quitara de allí.

La mujer policía volvió a mirarme de esa forma que no me gustaba.
—¿Con qué tropezó tu padrastro?  ¿No habrás dejado algún juguete en la escalera?
—Tengo once años, no uso juguetes.
—¿Con qué jugas?
—Hago los deberes, y luego voy a  la computadora.
La mujer quedó en silencio, volvió a mirarme de esa manera que me hacía estremecer y dijo:
—Sos muy inteligente —me dijo— se te nota en la mirada.
Saludó a mi mama y se fue.
—¿Le ocultaste algo? —me preguntó mi mamá.
—No.
—Por favor no la tortures más —dijo mi tía Sara mientras me abrazaba—  la detective quiere encontrar un culpable de la muerte de Matías, sino hubieras estado internada te culpaba a vos.

Luego seis meses, mamá regresó a casa y la tía se quedó a vivir con nosotras, a mami le cuesta moverse por la casa con la silla de ruedas.
A veces descubro a mami llorando. Extraña a Matías. Él nunca fue bueno con ella,  pero lo amaba y sufrió su muerte, mucho sufrió, por eso nunca le voy a contar la verdad. No podría decirle que coloqué un tornillo chiquito en el costado de la escalera y lo ajusté con un destornillador, como lo vi hacer al carpintero cuando arreglaba las sillas de la cocina,  le até un hilo de nailon, de esos que se usan para pescar y la otra punta la até al barrote.
Matías bajo medio dormido, tropezó y cayó, cayó igual que mami, dando vueltas y golpeándose varias veces la cabeza.
Luego quité el tornillo y el nailon.  Cubrí la marca con plastilina marrón, igual a la madera, guardé  todo en mi mochila del colegio y luego llamé al 911.
No le puedo contar la verdad a mi mamá. ¿Para qué? Mi mami me ama y no me gusta  hacerla sufrir.  Al fin,  así estamos más tranquilas…








 Es un viejo cuento que he vuelto a publicar corregido y remozado.Un abrazo.



26 comentarios:

Sandra Figueroa dijo...

Una niña muy inteligente que ama a su madre y no desea verla sufrir y por lo que le hizo ... se lo merecía Matias.......Me encanto el relato...como de la vida real......Saludos

Rafael dijo...

A veces el amor toma atajos para que el ser querido pueda ser feliz a consta de sucesos como el que narras.
Un abrazo y feliz fin de semana.

Ernesto. dijo...

Una historia muy interesante y muy bien construida. Tiene esos detalles tuyos que la hacen magistral.

La trama inicial, ¡mucho más habitual de lo que se piensa!

El final, al hilo de la historia... Si bien es cierto que no puede "apoyarse" el método escogido. No estaría bien visto.

Él puede hacer... Ella, casi siempre sale perdiendo!

Y la sociedad, hoy todavía, tocando el caramillo por esos caminos de Dios...

Abrazo Mariarosa.

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz dijo...

Un cuento de terror. Por favor, que miedo. Cómo el odio puede llevar a cometer estas barbaridades. Se me puso la piel de gallina.
Besos

Ester dijo...

Un cuento que nunca pasa de moda, triste que los niños tengan que tomar ese tipo de decisiones. Abrazos

Elda dijo...

Una historia que desgraciadamente está vigente, y lo digo por el principio del relato, no por el hecho que le costó la vida al maltratador... Una niña sumamente inteligente que solucionó el problema de un plumazo.
Siempre un placer leerte Maria Rosa, tus relatos son geniales, igualmente que tu manera de expresar.
Un abrazo..

Campirela_ dijo...

Me gusto mucho el cuento y mucho como termino , creo que aún siendo quizás un poco salvaje se lo merecía , no sé si será verdad o solo un cuento pero el hecho es que hay por desgracia muchas cosas parecidas y aún cuando la justicia no la podemos manejar a nuestro antojo la realidad es bien distinta ..
Un abrazo.

El Baile de Norte dijo...

Un realto que tristemente está de plena actualidad, y lo más triste es que la sociedad que nos tocó vivir no tenga mecanismos ágiles para evitarlos.
Feliz domingo!

Mirella S. dijo...

Qué tremenda decisión le tocó a esa niña para salvar a su madre -y a ella misma- de futuros maltratos. Situaciones que generalmente no son resueltas por la justicia aunque la madre hubiera hecho la denuncia y que pueden llevar a estas soluciones extremas.
Muy bien narrado y qué suerte que lo publicaras porque el tema sigue siendo más actual que nunca.
Besos, Mariarosa.

La Dame Masquée dijo...

Chica lista. El crimen nunca es la mejor opción, pero tampoco tenía muchas donde elegir.

Feliz domingo.

Bisous

lanochedemedianoche dijo...

Que historia mas interesante, la niña sabia muy bien lo que hacia, y así logro su cometido, grandiosa narración como nos tienes acostumbrados, me encanto María Rosa.
Abrazo

Rosana Martí dijo...

Una historia de lo más escalofriante, inquietante que los niños tengan que actuar así, por amor a su madre y odio al ser que la hizo sufrir. Me alegro lo hayas vuelto a publicar no conocía este relato. Abrazos!!

José A. García dijo...

Ojalá todos pudieran actuar de la misma manera en momentos semejantes.

Saludos,

J.

J.P. Alexander dijo...

Buen relato, la niña salvo a su madre a pesar de todo. Te mando un beso

Recomenzar dijo...

Me gusta como escribis tenes personalidad en cada palabra
no es fácil escribir historias

Mª Jesús Muñoz dijo...

Qué bien has mantenido el suspense hasta el final, María Rosa...Esos ojos de la policía que miran a la niña, nos van dando la clave...Y ella que declara al final cómo lo hizo, nos deja de piedra. Pero, se comprende el dolor de la madre y el dolor de la niña...La vida mueve fichas y nada es casualidad.
Mi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer, María Rosa.

VENTANA DE FOTO dijo...

Justo castigo a un ser despreciable, que sólo vive para hacer daño.

Besos

Margarita HP dijo...

Como siempre me has tenido en vilo María Rosa. Qué forma de contar las cosas, qué maravilla. Y qué historia más triste y a la vez, para hacerte reflexionar. Pobre niña. Un beso :D

Mari-Pi-R dijo...

Tus cuentos son muy buenos, este especialmente es triste pero es una realidad de la que se vive.
Un abrazo.

Alicia dijo...

Una niña muy inteligente que hace lo que cree que tenia que hacer por salvar a su madre. Genial de principio a fin. Besos

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Con la vara que midas, serás medido... eso le pasó a Matías.

Un abrazo.

Meulen dijo...

que terrible!
nada justifica una muerte...así como menos los maltratos

es de esperar que las mujeres y los que imparten justicia sepan tomar debidas soluciones para evitar todo eso...
esas marcas jamás se olvidan

Muy buena historia.

María Pilar dijo...

¡Con el corazón en un puño! Conmueve y te lleva a reflexionar. Duele por estar contado por la voz de una niña con un lenguaje tan adecuado que nos mete de lleno en la historia. Duele porque las circunstancias de un mundo tan cruel como despiadado, le hacen dejar de ser niña cuando solo tiene 11 años.
Como lectora te deja un sentimiento de rabia y frustración por ella y por tantas niñas que viven en la intimidad familiar lo que a ella le tocó vivir.

Un abrazo, Rosa.

Franziska dijo...

Terrible relato por todo lo que encierra y porque una niña de 11 años sea capaz de erigirse en la justicia que pone remedio al triste panorama que vive la familia. Pone los pelos de puntas. No se puede conseguir más con tan poco tiempo de relato. Muy bueno. Un abrazo.

Navegante dijo...

Lo viejo cuando es bueno, no es viejo sino permanente. Un relato muy sensible con una niña muy inteligente. Dramático pero eficaz, directo al corazón.
Felicito.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

DE estirpe gótica, o en ese tenor de los cuentos de las películas de Hitchcock. Un abrazo. Carlos

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