miércoles

Dejarla ir.





El portón se cerró con  sonido a vejez y  oxido.
Él se acercó a la ventana, abrió las cortinas y se quedó prendido de  la mujer que cruzaba la calle.  En la esquina, como un suspiro en el aire, la vio diluirse, niebla blanca que entre sus manos había sido piel húmeda de amor.  Lloró, sabiendo que con ella se iba  su mejor sueño de amor.
La  comprensión de Claudia había dicho  basta, él había escalado todos los límites de su paciencia,  provocando su agotamiento y al fin lo había logrado.  Ella se había ido, sin saber la verdad. Se fue frágil como una mariposa y él había quedado solo, entre la añeja oscuridad de los pesados cortinados  y los muebles tan viejos como el olvido. La había perdido, se fue sin entender  sus desplantes ni su egoísmo.  Al menos el dolor de este desengaño la obligaría a olvidar e  intentar  una nueva vida. 
Era mejor así,  los próximos meses no serían un placer y él la amaba demasiado para condenarla a padecer la angustia de su enfermedad.
Se acercó al espejo, se vio tan demacrado que se estremeció.  ¿Y yo?  Se preguntó. ¿Qué será de mí?
Regresaría al pueblo  de su infancia, a la casa familiar,  sólo quedaban en el pueblo algunos amigos y una tía tan vieja que ya ni la recordaba.
Arreglaría la casa, eso ocupará sus días por un tiempo y  cuando resonaran los  estragos de la enfermedad y los  lobos del dolor mordieran sin piedad su carne,  pensaría  en ella y sería feliz, al menos con su recuerdo.





25 comentarios:

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Olá, Rosa Maria!
Bostei muito deste teu conto, que começa assim: "El portón se cerró con sonido a vejez y oxido". Mais à frente, leio este trecho: "Se acercó al espejo, se vio tan demacrado que se estremeció. ¿Y yo? Se preguntó. ¿Qué será de mí?" Muito bom. Parabéns.
Um abraço.
Pedro

Navegante dijo...

Un héroe. Existe esa clase de heroísmo, porque es silencioso y propio.
Amiga, nos diste un relato impecable, con algun espacio para metáforas bellísimas y un desarrollo que va modificando el clima interior de quien lee a medida que avanza.
Felicitaciones.

Margarita HP dijo...

Qué hermoso y qué triste. Una persona así es alguien realmente valiente, desinteresado y... valiente de nuevo. La vida debería ser más sencilla en estos casos, porque se ve un final y tienes miedo, pero... supongo que la vida también es así.
Me encanta como escribes María Rosa, tú ya lo sabes... pero si hay algo que de veras me gusta muchísimo es como utilizas esas metáforas tan hermosas y que te llegan al corazón.
¡¡Besos!! :D

RosaMaría dijo...

triste pero hermosa historia de amor! renunciar a veces es más generoso que amar. Abrazo

Elda dijo...

Preciosa historia que aunque triste no disminuye sino más bien al contrario, la belleza de tu escrito.
Una determinación muy sufrida por parte de los dos. Ella porque no comprendería su actitud, y él por dejarla marchar en tales circunstancias.
Un gran relato adornado con figuras realmente bellas.
Siempre un placer la lectura de tus historias, que aunque me repita, es así.
Mis felicitaciones.

Mirella S. dijo...

Usaste una hermosa prosa poética para un tema tan descarnado y doloroso, que lo convertiste en un verdadero acto literario.
Besos, Mariarosa.

Sara O. Durán dijo...

Créeme que hasta yo sufrí lo que sintieron tus protagonistas. Está magníficamente escrito.
Besos de anís.



Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Querida Rosa, un cuento, bellamente humano. Un abrazo. carlos

lanochedemedianoche dijo...

Cuando el amor es real, ese sentimiento puede ser tan real como este bello relato. Lo sufrí, muy bueno María Rosa.
Abrazo

lanochedemedianoche dijo...

Quiero explicar, lo sufrí aquí en este relato tan vivido.
Abrazo

Susana dijo...

A veces hay que renunciar por amor.. Un beso.

Ernesto. dijo...

El relato, real en sí mismo, tiene cuando menos dos vertientes.

Una es la exposición de los hechos en sí. Las vivencias, sentimientos, razones y... los ineludibles finales para ambos. Bella experiencia de amor y entrega que, no exenta de cierta amargura, no sería éste el rasgo a destacar.

¿Hay tristeza en la caída de las hojas en otoño? ¿No? ¡Pues lo mismo!

Aprendamos a ver las cosas como son, naturales casi siempre, desprovistas de esa "negatividad" con que en ocasiones las enredamos.

Y la otra son tus propias palabras. Que siendo delicadas y acertadas siempre, hoy destacan especialmente! ¡Así las percibo!

Abrazo, Mariarosa.

AMALIA dijo...

Bellísimo y conmovedor relato.

Tus letras son preciosas.

UN beso

cachos de vida dijo...

Como todos los tuyos, maravilloso relato.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Fue heroico? A lo mejor ella, hubiera preferido la verdad, tener la libertad de decidir si quería quedarse.
Un abrazo.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Los recuerdos ciertamente, nos traen píldoras de felicidad que son puro consuelo

Luz&Belleza

Isaac

Maru dijo...

Fuerte decisión la de ella en tu relato, tristes situaciones a las que la vida real a veces nos enfrenta. Abrazos

Mari-Pi-R dijo...

Otro bueno de los tuyos de los que no termina de rosa pero es bueno.
Un abrazo.

José A. García dijo...

Al menos en los recuerdos es más fácil ser felices.

Al menos por ahora.

Saludos,

J.

el oso dijo...

Una historia de amor sin dolor es solo una fantasía. Y hay historias con dolores tan profundos como este.
Muy bueno, me encantó.
Besos

Meulen dijo...

Tomar decisiones por otro no es bueno, a veces creo eso es malentender el amor , ser un poco egoista también, porque solo se está pensando en uno, aunque parece ser que es hacia el otro?
A mi ver siempre se debe tomar decisiones con toda la verdad en la mesa y ahí verás que haces con toda esa historia en las manos.
Más tarde saldrá a flote esa verdad y bueno no siempre se comprenderá del todo.

Un abrazo siempre.

Diana de Méridor dijo...

A veces causar dolor es un acto de generosidad, para evitar uno mayor. Aunque yo también pienso que debió dejarla decidir.

Feliz día

Bisous

J.P. Alexander dijo...

Uy que triste. El milagro del amor es que siempre se sacrifica por quien ama. Me encanto

Tesa Medina dijo...

Así debería ser el amor, incondicional y desinteresado, aunque ella quiza hubiera preferido estar con él hasta el final...que enfrentarse a ese desamor fingido.

Quien sabe cómo reaccionamos ante los contratiempos de la vida, la enfermdad nos puede, para bien o para mal nos cambia.

Me gusta mucho la atmosfera que has creado, Maria Rosa, un relato muy visual con una patina de escenario antiguo y pesado como el alma de ese enamorado doliente.

Un beso,

Maru dijo...

Cruda y triste la realidad muchas veces. Que nos quede al menos el consuelo de haber sido todo lo buenos que pudimos ser, que los remordimientos no sean látigos añadidos a los últimos momentos, porque eso sí que sería una pena. Abrazos Maria Rosa.

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