Era un sueño, Tom lo sabía; pero la
imagen era tan clara que por algunos
segundos dudaba. El parque verde, las
plantas cuidadas y el verano que se derramaba en colores lo hacían vacilar.
Estaría viviendo una fantasía de su mente, el calor del sol acariciaba su cara
y lo transportaba a un tiempo de bienestar, a un período lejano.
Un perro blanco se escondía bajo las ramas del sauce llorón, luego corría a los
gorriones y jugaba con ellos. Más allá, sentado en un sillón de mimbre, su padre leía; su cara era
el perfil de una moneda, mientras lentamente volvía las páginas del periódico. Igual a la imagen que
recordaba de su infancia, Qué diría su padre al ver que hoy las noticias llegan rápidas a un celular. Sí,
era una entelequia lo que veía.
De pronto sobre la hierba asomó la
cabeza chata de una serpiente. “¡Papá ayúdame!” Gritó y se dio cuenta de que era
un niño desesperado. Su padre seguía
leyendo. “¡Es una serpiente y se acerca!” Tom se puso de puso de pie y subió a una escalera de madera que apareció a su lado. “¡Hay una culebra!” chilló con toda
la voz, pero nadie parecía escucharlo. Temblaba mirando al reptil que se
arrastraba hacía él, su lengua bífida se asomaba amenazante. Los ojos de la serpiente vigilaban sus movimientos, el sol brillaba
sobre las escamas rojas y naranjas, mientras
se deslizaba sinuosa acercándose a él.
“¡Papá!” Su padre apareció en la escena,
enrolló el diario y con fuerza golpeó la cabeza de la víbora que quedó atontada.
La tomó de la cola y la arrojó lejos, Tom la vio elevarse formando eses hasta convertirse en un bucle
oscuro perdiéndose en el cielo. Intentaba despertar y era imposible, los párpados le pesaban, se vio bajando los peldaños y se abrazó a las piernas de su
padre, la lágrimas lo ahogaban.”¡Vamos ya sos grande para llorar tanto!” Las palabras
lo acariciaban, con esa serenidad de la voz amada, perdida con los años. Una niebla cubrió el jardín, se vio solo y sin poder
controlar el llanto, pretendía despertarse y, una bruma lo
envolvía.
Deseaba salir de su amodorramiento y una sensación de oscuridad lo retenía en él.
Lejano llegaba un ladrido.
Se bajó de la cama, buscó sus pantuflas y el bastón, y
caminó hasta la ventana.
En el jardín, el rocío besaba la hierba,
las flores se entregaban al placer de una suave brisa y, cerca del sauce llorón, un perro blanco jugaba con una serpiente jarretera de escamas rojas y
naranjas que brillaban bajo el sol.
24 comentarios:
Bonito e interesante relato.
Un abrazo.
Como siempre un bello relato, amiga. Desde este temporal un abrazo.
Tienes una poderosa imaginación y una gran capacidad para intrigarnos con tus relatos.
Lleno de interés. Un abrazo. Franziska
Una historia llena de sueños y añoranzas.Tus escritos tienen siempre un final sorprendente.
Me gusta mucho como escribes por tu sencillez y claridad.
Un abrazo
Preciosa historia donde la imaginación resulta desbordante y creando siempre expectación hasta el término donde la sorpresa aguarda al lector.
Me ha gustado mucho, María Rosa.
Un abrazo.
Cuando se llega a una edad avanzada se pueden confundir sueño con realidad y parece que los recuerdos más vívidos son los de la infancia. Me gustó mucho como manejaste esa zona de ambigüedad. Estupendamente contado.
Besos, Mariarosa.
Los sueños con serpientes son de los más reiterativos, más si somos niños- En este cuento entretejes memoria y sueño, para un relato, que tiene su terneza, a pesar de la detestable víbora. UN abrazo. Carlos
Siempre es un placer leerte María Rosa, tus relatos son tan hermosos. Este de la víbora me recuerda mis años de niñez, cuando jugaba con ellas sin que ninguna me dañara, mucha suerte, ya que era bien pequeña y allí se veían demasiadas.
Abrazo
Otro cuento lleno de imaginación en el cual me he acordado que siendo muy mayor vi un ratoncito que les tengo miedo y me subí encima de una silla gritando mamá, mamá.
Un abrazo.
Los recuerdos de la infancia haciendose presentes en la última recta de la vida.
Un interesante relato.
Un abrazo
No cabe duda que son los que nos acompañan en nuestras horas bajas.Recordar esas vivencias de la infancia.
Feliz semana Mª Rosa..
Dicen que las personas de edad avanzada recuerdan cosas propias de la infancia, recuerdos de cosa que impactaron sus vidas Y un verdadero Collage de recuerdos...MUY BUENO...MUY LINDO..!!!Fuerte abrazo querida amiga...Juan Angel Petta
Impecable como siempre.
Magnífica reflexión al gran misterio del mundo de los sueños.
Abrazo, con mi admiración
María Rosa, cuánto me alegra poder disfrutar de nuevo de tus historias y reflexionar sobre las distintas etapas de la vida...La niñez y la vejez que se dan la mano en un sueño fuera del tiempo. Magnífico relato para no olvidar, amiga.
Te agradezco tu apoyo y tu cariño. La vida nos prueba a todos, pero lo mejor de todo es volver y saber que no nos olvidaron...Mi abrazo y mi cariño siempre, amiga.
M.Jesús
Bonito relato y encierra lo que siempre nos acompaña: los recuerdos, sobre todo los de la infancia que suelen venir llenos de sensaciones casi como si los reviviéramos.
Besos
Salvalo!!!!
Siempre place llegarse hasta aca y recrearse en tus lineas
Cariños
Genial este cuento, me encanta, Rosa, la niñez y la vejez cara a cara, los recuerdos que quedan grabados en el alma.
Mi felicitación amiga por tu buen hacer.
Un abrazo.
La impotencia en los sueños y la grandeza que todo lo transforma.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Es cierto que cuando el tiempo pasa se confunden ambas cosas: pasado y presente. Los recuerdos afloran y se hacen visibles y cercanos.
Excelente relato amiga.
Un beso grande.
Amiga...
lo lamento no pude leerlo
las bichas me traen atroz recuerdo...no las soporto
lo atávico a veces nunca nos abandona.
besos.
¡Qué entrañable historia!, yo he visto a través de mi madre ya en la vejez antes de su muerte esos recuerdos, a veces sueños fusionados en su mente.
Un fuerte abrazo.
Evocador y tierno relato Maria Rosa
supongo que con los años, todos seremos un poco tu protagonista
entre sueños y realidades
un abrazo grande
disculpa si ando un poco retrasada en las lecturas , estuve sin pc y la mitad de vuestras entradas se me escaparon ... por despistada o por ..? a saber
Me encantó tu relato lleno de añoranza. Recuerdos de la infancia que cuando pasan los años producen en nosotros placer al recordarlos.
Un abrazo.
Admito que este tipo de reptil me provoca temor, sin embargo, leí tu relato. Los sueños tienen la maravillosa capacidad de abrirnos mundos que unen los tres estados del tiempo: pasado, presente y futuro. El personaje en tu escrito de alguna forma los vivió. Buen enfoque para tu relato.
Un gran abrazo María Rosa.
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