lunes

La estatua




Qué suerte la de la estatua, su mente no piensa, sus ojos no lloran y el dolor pasa a su lado sin detenerse en su cuerpo. Creo que mis ojos, como los de ella, permanecieron mucho tiempo abiertos sin ver.
A veces me pregunto por qué me enamoré  de alguien tan diferente, pero claro, el amor no surge por decreto ni conveniencia, surge y está ahí; en la carne y duele como una espina y uno se pregunta ¿cómo quitarla?

Te perdiste de mi vida, pero no fue de golpe, fue lento el desamor, sólo que  no quise verlo. Por eso no te culpo,  vos dejaste de querer y yo tan ciega no te comprendí.
Tu voz era un conjunto de palabras que no decían nada y yo seguía aferrada al amor sin ver que no era de a dos, era yo sola la que amaba, mientras vos seguías alejándote cada día más. Hoy ya te perdí definitivamente.

Sigo pensando en la estatua y en su suerte, nada le hace mal, no sufre, el dolor no la agobia, su corazón de piedra no conoce el amor.

22 comentarios:

Laura Caro Pardo dijo...

Cuántas veces hubiéramos querido ser estatuas o ser hielo, para no sufrir...
Pero al final nos damos cuenta de que, aunque vivir es con frecuencia doloroso , también nos produce muchas otras veces emociones positivas únicas...
Somos unos privilegiados por poder sentir.
!Un abrazo!

Franziska dijo...

Si en la vida hay algo que no se puede cambiar por nada, en mi opinión, eso es enamorarse precisaamente, lo que importa es lo que uno siente, de nada vale que otro te quiera si tú no le correspondes. Quizás, ese otro se dejó amar, buscaba el amor a toda costa, fue un fracaso el otro no se enamoró nunca y de ahí su necesidad de alejarse. Sin embargo, el o la enamorada, tuvieron la suerte de conocer el amor, de amar, de gozar con la presencia de quien amaban y esa experiencia es lo más importante, lo que uno siente. Claro que todos queremos que nos correspondan y que esa falta de correspondencia duele y duele mucho. Interesante tema, como siempre. Esto nunca falla con tus relatos. Un abrazo. Franziska

TIGUAZ dijo...

En ocasiones, en muchas ocasiones, también quisiera ser esa estatua indolente que ni sufre ni padece, en ocasiones me pregunto. ¿La alterara el amor? . Como siempre magistral, da para pensar. Desde esta tú otra casa mi cariño.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Dichoso el árbol que es apanas sensitivo y más la piedra, que ya no siente.
Fue lo que alguien planteó. Podría aplicarse a una estatua. Pero si no siente, tampoco puede decirse que es afortunada.
Es que la lo que menciono al principio del comentario no me convence.
Saludos.

omar enletrasarte dijo...

la estatua no hace nada, ni siquiera sentir amor que aunque no correspondido es un sensacional sentimiento
saludos, muy buena y gráfica prosa

Pluma Roja dijo...

No sé que es mejor si ser insensible o sensible al amor con todo y su sufrimiento. Y es que no sé porqué se tiene que sufrir cuando el amor está lleno de placeres ¿Será que es el amor? ¿O la incomprensión de los seres humanos? No sé.

Una triste experiencia la de la protagonista muy bien relatada.

Me gustó bastante.

Saludos María Rosa.

Abuela Ciber dijo...

Pero es simplemente una estatua que la lluvia los vientos y los años desmejoran y.... que a veces ni siquieran la ven los que por su lado pasan.
Prefiero ser humana
Precioso leerte
Cariños

MaRía dijo...

Prefiero la herida a ser piedra inerte, claro que cuando duele queremos ser piedra oel vacío es tan inmenso que casi nos volvemos estatuas... pero por suerte, la vida nos dice: eyyy aún puedes ser feliz,!!!

Un abrazo Mariarosa

Mari-Pi-R dijo...

Ser una estatua o ser una persona que nos resbalen las cosas, las palabras y los hechos viene a ser lo mismo, pero nuestros sentimientos están siempre abiertos y esos son los que nos hacen sentir lo perdido.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Admiramos las estatuas por su belleza y su permanencia en el tiempo...Es cierto que tienen un halo misterioso, que nos atrae. Posiblemente ellas, también fueron humanas y sintieron y padecieron el desamor...Tu reflexión nos lleva a valorar el sentimiento, que nos mantiene vivos, aunque no seamos correspondidos, ya que nadie queremos ser una piedra insensible y yerta...
Mi felicitación por tu profundidad y llevarnos a la reflexión, amiga.
Mi abrazo y mi cariño.
M.Jesús

Ernesto. dijo...

Por un lado la vivencia de la protagonista relata aspectos de la vida que… son, están ahí! Cierto es que no todos los cogemos al vuelo, aunque creo más bien que es la intensidad de ellos lo que no nos afecta por igual. Pero a la pista de ese baile salimos todos…

El relato, su experiencia, está muy bien detallado. Muy claro, muy conciso… Como una confesión relatada en un momento de apertura del alma, Que no siempre somos capaces de expresar sin reproches…, propios y ajenos.

La estatua en sí, bella. Por un lado sus formas, textura, significado, lugar y sentido. Fue creada por alguien, tal vez, que sí tenía sentimientos. Mente. Que algo quiso trasmitir, comunicar, compartir…

Que hoy estemos hablando de ella, que nos motive de alguna manera, sería la prueba de que, piedra sí, y tal vez nada sienta, pero motiva sentimientos en los demás.

¡No sería, pues, tan inerte.

Abrazos, Mariarosa.

Mirella S. dijo...

¿Tenemos la plena seguridad de que la piedra no siente? Es materia, tiene energía asociada.
Cuando una estatua es esculpida a martillazos por el escultor o el paso del tiempo la va desgastando, quizás le duela. Hay tantas cosas que no sabemos aún del mundo de la física...
Sin embargo la metáfora de la estatua da para ejemplificar la insensibilidad ante el sufrimiento, encerrarse en la propia dureza, que por un lado trae alivio, pero por otro impide el goce de tantas pequeñas cosas.
Muy buen micro, Mariarosa.
Besos.

Julia dijo...

Qué bonito relato, a veces quisiéramos todos ser estatuas. Felicidades por tu bloc, Espero que me visites en mi nueva entrada "10 coses que se pueden hacer este verano" elracodeldetall.blogspot.com

Rosana Martí dijo...

Prefiero sufrir a ser una estatua inerte, el vacío, la frialdad debe ser agónico.

Besos!!

Luján Fraix dijo...

Yo recuerdo que cuando iba al cementerio veía esas estatuas, esos ángeles, y le miraba los ojos... era niña pero me queda todavía ese enigma.

A veces sucede que uno se aferra al amor y no quiere darse cuenta que no hay respuestas del otro lado, y nos da impotencia, dolor, bronca... pero así es la vida no?
No todo es color de rosa.

Besitos
Pd Te dejo por si gustas la dirección de mi blog donde estoy publicando por capítulos mi novela familiar

lujanfraixretratos.blogspot.com


Recomenzar dijo...

que lindo escribis desde el alma

cachos de vida dijo...

Tan bonitas son tus palabras, que de haber tenido alma la estatua, seguro que se hubiera emocionado.
Feliz fin de semana y felices vacaciones.
Un abrazo.

A Casa Madeira dijo...

Existe muitas pessoas que parecem estátuas pela sua
frieza ou sua inércia. Isso não é bom...

Mas estátuas como arte sempre são belas...
Adoro jardins com estátuas compõe o ambiente.
Prazer em conhecer seu blog.
janicce.

Diana de Méridor dijo...

También la estatua puede encontrar un día a su Pigmalión. Quién sabe.ç

Feliz tarde, madame.

Bisous

Luján Fraix dijo...

Gracias querida amiga por tu apoyo en la novela familiar.
Es un estímulo enorme para mí y lo valoro desde el corazón.
Contestaré allí mismo, pero igual vendré por acá.

Besos grandes.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Aprecio el símil entre la estatua y el ser humano, agobiado por el desdén en el amor. Querer tener el corazón de piedra. Cuánto duele cuando se ama y no lo aman.
UN abrazo. Carlos

Meulen dijo...

Al menos sabemos del latir de nuestro corazón
sentimos cuando hemos amado...
al fin uno se da cuenta que lo importante de ello
es por lo que sentimos como ser humano vivo , capaz de amar ...
y es lo que sigue viviendo dentro eternamente , el amor.

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