Pintura de Jorge Frasca, pintor Argentino.
Me reía de sus
historias aprendidas de memoria cuando era un chiquilín cebador de mate, entre criollos de cara curtida por las lluvias y el
sol, que relataban en los fogones, cuentos tan fantásticos que al escucharlos en su voz me hacían
sonreír. Creo que el viejo los creía
como si fueran reales.
Ahora el abuelo estaba
cruzando el umbral de los ochenta y nueve y seguía con sus leyendas.
Sinceramente ya no le prestaba atención, se repetía demasiado.
“Voy a cumplir años y
quiero volver al terruño de la infancia, la casa sigue estando allí, un sobrino
mío la cuida y creo que la primavera es el tiempo justo para regresar, ya no
hace frío y necesito volver”. Necesito
volver, repitió varias veces, y a mí se me cayeron los brazos, creí que iba a
comenzar nuevamente con el cuento de la barca que navega por el campo y se
eleva entre las nubes, pero no dijo nada, simplemente me miró esperando mi
respuesta; tendría que llevarlo.
El pueblo resultó ser
un pañuelo verde que guardaba algunas casas, encalladas aquí y allá, sin orden ni diseño, la mayoría deshabitadas. Al final de la única calle que alguna vez
había sido pavimentada y que ahora mostraba restos de cemento y tierra,
encontramos la vivienda de su infancia. Tan vieja como él, pero cuidada por el
sobrino, que la mantenía limpia y
pintada con cal, a primera vista me pareció irreal, creí estar viendo una pintura o un cuadro de Jorge Frasca.
El abuelo se adelantó,
abrió la puerta y al entrar nos saludo un aroma a lavanda que desde un florero
de plástico verde, presidia la mesa. El
viejo caminaba muy suave, entró con miedo de despertar los recuerdos que habitaban en los rincones.
Durante los días
siguientes, el abuelo se la pasaba yendo y viniendo a la puerta de calle, a
veces se iba caminando hasta la esquina, esperaba y regresaba. ¿Qué espera abuelo? No respondía. Una noche me dijo; “ya deben
estar por llegar, los huelo en el aire”.
Su salud empeoraba y no
aceptaba ir al pueblo vecino a visitar al médico, le costaba respirar y se
cansaba por nada. “Regresemos abuelo” “No
puedo, debo esperar la barca” “Es una
leyenda viejo, no existe la barca”. “Vos qué sabes pendejo del diablo, la vi
llevarse a mi abuelo y a mi padre, ahora le toca venir por mi y sabes, hay dos,
una es oscura y va directo al infierno, en esa se fue mi abuelo por haber
matado muchos indios, mi padre se fue en una celeste, recuerdo que al verla remontando vuelo, trozos de velámenes se agitaban en la popa como migajas de un
antiguo vestido que alguien hubiera
arrojado al viento y desde el palo mayor los restos de una bandera blanca
ondeaba orgullosa.
La tormenta se desató
con furia pasada la medianoche, me desespere al notar que él no estaba en su
cama, lo encontré empapado; en la puerta de calle. Lo agarré de un brazo
intentando llevarlo adentro de la casa,
era imposible, era una mula empecinada.
Fue entonces cuando la vi, creí que era
una visión, que me estaba volviendo loco. Era la barca, telas deshilachadas
colgaban desde la proa a la popa, las velas ni color tenían, alguien grito:
¡Agustín! El abuelo se incorporó y subió
por una escalera invisible a mis ojos, pero no a los suyos, ascendía muy
seguro. Agitó su mano y me dijo; “no te
olvides de volver, ella siempre regresa”
Los vi elevarse, la barca era un
pájaro celeste perdiéndose en el horizonte.
29 comentarios:
acá hay una leyenda llamada el Caleuche
tu hermoso y emotivo relato me la ha recordado de algún modo
será porque de algún modo nuestros terruños tienen historias en común
abrazos
Me pareció que iba a ser real la historia contada. Y cual iba a ser la barca que lo iba a buscar.
Momentos difíceis de descrever.
Aqui cabe um ditado que o meu pai dizia muitos dias:
-Uma pessoa nova vive enganada,mas um velho vive sem enganos nem ilusões. Um dia partirá.
María Rosa, me encantó la historia...La experiencia y sabiduría de las personas mayores es evidente. Ellos intuyen muchas cosas que nosotros no vemos...Lo cierto es que la barca azul se lo llevó y nos quedó grabada en el alma, amiga.
Mi felicitación y mi abrazo de luz por tus buenas historias.
M.Jesús
Mª Rosa,es hermosa la historia del abuelo, cuando se llega a cierta edad suele pasar del querer regresar a los orígenes, a la casa de nuestros padres y abuelos...y allí esperar a que vengan a buscar a uno.
Un placer leerte.
Feliz semana.
Bonito relato el que nos dejas para comenzar bien la semana.
Un abrazo.
Qué hermosura! Es un relato de lo más emotivo, muy emocionante. Me deja con un nudo en la garganta y un sabor tan dulce que pervivirá en mi memoria.
Feliz comienzo de semana.
Bisous
Siempre me gustaron las leyendas, de todos los orígenes, con su infaltable factor mágico.
Esta la armaste perfecta, con tu forma clara y poética de relatar.
Besos, Mariarosa.
Con el avance de edad uno quiere volver a los orígenes y encontrar lo dejado.
Bonitas letras como siempre.
Un abrazo.
Preciosa historia... Y no tan descabellada como pudiera parecer.
"Y cuando llegue el día del último víaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."
(Antonio Machado)
Un abrazo Mariarosa.
Una historia entrañable. ¡Me encantó !
Cuando vamos haciéndonos grandes surge en nosotros la necesidad
de volver a nuestros orígenes. A todos nos pasa.
Hermoso María Rosa !
Mil besos.
Bella semana!
QUE BELLO MARIA ROSA. YO SENTÍ ALGO PARECIDO CON MI PAPÁ, SOLÍA MIRARLO Y PREGUNTARME TANTAS COSAS... ES TODO UN MUNDO DE INTERROGANTES LA VEJEZ.
UN BESO GRANDE.
PD NO ESTOY SOLA AMIGA AUNQUE ME SIENTO SOLA QUE NO ES LO MISMO.
CUMBRES BORRASCOSAS HA SIDO TAMBIÉN MI LIBRO PREFERIDO EN MI NIÑEZ Y JUVENTUD. GRACIAS POR TU COMENTARIO TAN BONITO.
Hermoso relato querida María Rosa
dicen que todos deseamos volver al origen cuando es la hora de partir
Un abrazo y muy feliz semana
La infancia es la etapa más importante de nuestra vida, sin embargo, cuando volvemos a nuestros orígenes las cosas no suelen ser como las habíamos pensado. Me ha encantado leer tu relato. Un abrazo
Precioso como todo lo que escribes M. Rosa
bsss
Mavi
Qué linda leyenda muy bien construida, es un placer leerte María Rosa, gracias por compartir y comentar.
Besos
Ya sabes María Rosa, esa barca, bien lo sabes y la razón por lo que lo digo quizás esté esperando que regreses. Desde tu otra casa mi cariño.
Hermoso relato de una imaginación inusitada.
Una barca que realmente está en muchos corazones.
¡Felicidades! por regalar belleza!
Besos
André
Siempre es un lujo arribar a tu orilla en una barca de sueños.
Bonitos días, Mariarosa.
Hermoso relato, uno de esos relatos que sigues recordando con emoción mucho tiempo después de haberlo leído.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Que relato más precioso, me ha encantado poder visitarte y leerlo. Feliz finde. Un beso.
Muy lindo relato, felicitaciones, sigue así.
VENDRÁ POR TODOS NOSOTROS. EXCELENTE RELATO.
ABRAZOS
Bonita forma de morir, viajando en esa barca desde el pueblo natal al infinito. Esa barca que a todos nos llevará, algún día.
Abrazos.
Mis respetos, divina escritora....Una Historia tan linda, con tantos detalles de buen gusto,..con tanta inclinación a la linea de escritura , que sin dejar los lugares comunes, resalta en mucho al momento de la comprensión de la idea.....Esto es maestría en literatura.....Me gustó totalmente. Abrazote, niña mimada por las musas...
Juan Angel Petta
volver al origen...
es lo esencial...por donde nos conectamos de nuevo
en el saber de la existencia...
cuando surge el último viaje volvemos a esa aldea
de donde salimos ...y al fin encontraremos el verdadero sol...
Un encanto de cuento, a pesar de la muerte presente, pero la poesía de tu relato, lo hace fascinante.Un abrazo. Carlos.
Magnífico relato. Un placer leerte, siempre. Un abrazo
Esperemos entonces que cuando venga esa barca, sea la de color celeste. Los viejos guardan historias en sus ojos, tan ricas en metáforas como esta.
Abrazos María Rosa y, mis mejores deseos para el año nuevo que se acerca a pasos raudos.
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