domingo

Mi abuela y sus historias.






A veces  me parece que estuve allí, que viví esa época en que los carros tirados por caballos cruzaban la calle Corrientes, cuando no  era avenida y era angosta. Eran los años en que Carriego  escribía las “Misas herejes” y recorría  Palermo, que era otro y eran  las mismas calles, pero otros edificios.  En ese entonces Borges  visitaba  el barrio sur, buscando historias de cuchilleros y malevos. Nadie soñaba con la segunda guerra mundial y en Buenos Aires se paseaba en tranvía sobre calles empedradas y aromadas de paraísos.
Cuando mi madre era joven y espigada y caminaba por la calle  Iberá  y mi viejo la seguía de lejos, buscando las palabras justas para  declararle  su amor.
¿Desde que rincón de mi mente salen las leyendas  de una ciudad que no conocí?
Serán las historias que mi abuela joven había leído en el diario Crítica y que,  pasados los años y ya anciana, las transformaba en cuentos;  mientras otras abuelas  relataban  Blancanieves  y Cenicienta, ella me hablaba de los conventillos y su gente,  de Leopoldo Lugones, sus versos y su muerte  en un hotel del Delta.

Seres que fueron y que en mi niñez ya no estaban, los había tragado la vida, eran recuerdo; pero la abuela los rescataba  y los hacía actuales. Y de tanto escucharlos, quedaron grabados en  alguna neurona que a veces se despierta  y  crea con ellos personajes que  habitan  relatos, personajes sin infancia ni vejez y que llegan a vivir el tiempo justo de un cuento. 

24 comentarios:

Unknown dijo...

Hermosa mezcla de recuerdos con vivencias.
Bien visto, lo imaginario es real, pues la mayor porción de nuestras vidas ocurre en nuestra propia mente.
Saludos.

AdolfO ReltiH dijo...

MI ABUELO TAMBIÉN DEJO SU IMPRONTA EN MI MEMORIA. EXCELENTE TEMA.
UN ABRAZO

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Como las historias de mi madre, que ahora me respondo, en muchos etxtos míos, están las suyas, mágicas y legendarias desde gran río que la abismaba, para ella como un mar interior, al lado del espigó a la vida: el Yuma, El río Magdalena, hoy. UN abrazo desde estos afectos colombianos. carlos

lichazul dijo...

entrañable mirada Mariarosa
felicitaciones

mi abue solía contar muchas historias cuando por vacaciones le visitábamos
ella misma era un libro al cual no logré leer completo, solo pequeños saltos a través de mi niñez

besitos y buena semana

Unknown dijo...

Es un texto tierno, delicado y elocuente. Me dio mucho placer leerlo.
gran misterio es nuestra mente, almacena, almacena y por ahí alguna palabra, un gesto, una música trae el recuerdo.
Precioso M. Rosa !
Besos de luz.
¡Feliz día !

TIGUAZ dijo...

Cuanta ternura.Soñaba este Vigo donde yo vivo ahora que para recorrerlo se usaban tranvías alimentados por luz eléctrica y los conductores pisaban un pequeño pedal para advertir a la gente de su presencia. Hace un día, el mayor crucero del mundo atracaba en su puerto. Hermoso escrito cargado de recuerdos, Rosa, un beso desde tú otra casa.

Antorelo dijo...

¡Qué bien has sabido conjugar en tu relato experiencias y recuerdos!
Un abrazo

Ernesto. dijo...

Una abuela encantadora, y sabia. Que dejó huella en quien ha sabido hacer florecer aquellos cuentos...

Entrañable María Rosa.

Un gran abrazo.

Ernesto. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mª Jesús Muñoz dijo...

Maria Rosa, nuestros seres queridos siguen viviendo en nosotros...Asi tu abuela permanece viva en tu vocacíón por las letras y puedo verla sonreir dichosa y orgullosa de su nieta, mientras lee tus cuentos, poemas e historias,amiga.
Mi felicitación por este entrañable homenaje que le dedicas y que te honra como persona. Mi abrazo inmenso y mi cariño, amiga.
M.Jesús

lichazul dijo...

gracias por tu huella en el poema del mes de julio algo ya pasado jajaja
abrazos

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Qué bonitas remembranzas, mi padre me hablaba de la "populosa" Bogotá de los años cuarenta, y mi madre me contaba cuentos de ovejas y cabras que cuidaba.

Un abrazo.

José Manuel dijo...

Cualquier historia pasada en boca de nuestros mayores debe ser escuchada con atención, hay más que palabras en éllas.

Un abrazo

Joaquín Galán dijo...

Precioso relato María Rosa, por la forma de contarlo y por su contenido. La historia de nuestra ciudad o de nuestro pueblo está escrita por sus habitantes,esos que el tiempo se tragó sin piedad.Y de cada una de esas vidas seguro que se puede escribir un buen cuento,Borges lo sabía muy bien y tu abuela también.

Un abrazo.

roberto dijo...

Un magnífico relato de la Buenos Aires de antes, cuando los vecinos se saludaban y sabían quien vivía en la otra cuadra. Cuando las abuelas tenían sueños a través de la lectura, y buscaban en las siestas mirando por la ventana al hombre que amarían por siempre.
Bonitos recuerdos, y bonito escuchar a la abuela contar lo que el tiempo nos dejó para ser historias a través de sus labios.
Un abrazo.

Mirella S. dijo...

Qué buen texto, Mariarosa... evocador, claro, con descripciones acertadísimas.
Es lindo haber tenido una abuela así, que relataba historias verdaderas e interesantes. Me encantó.
Un abrazo.

Charlie El Balsero dijo...

Una mezcla vivencial de recuerdos e imagenes
muy buen relato

gracias por estar siempre MR

abrazos
carlos

Karima dijo...

Así es, Maríarosa. Los recuerdos e historias familiares que nuestras madres y abuelas supieron transmitirnos oralmente en nuestra infancia serán siempre nuestros cuentos favoritos. En su día se quedaron anclados en la memoria para alimentar nuestra imaginación. Qué bonito lo has relatado.
Un abrazo.

Diana de Méridor dijo...

Y su abuela seguramente influyó mucho en usted, y en esa inclinación y habilidad para narras historias. Igual que la mía influyó también en mí. Una parte de ellas vive en nosotros, siempre lo he creído así.

Buenas noches, madame

Bisous

cachos de vida dijo...

Una historia sencilla, es maravillosa si la cuenta la abuela.
Te deseo un bonito y feliz fin de semana.
Un abrazo.

Mercedes Pajarón dijo...

...Es así como viven los muertos. Y esa manera de no morir del todo se le llama... historia.

Ahora es tu turno, Maria Rosa; continúa dándoles vida.

Buen fin de semana.

PEPE LASALA dijo...

Precioso María Rosa. Puede ser que lo sepas por conversaciones que hayas escuchado de muy niña y a lo mejor no recuerdas directamente pero están en tu subconsciente. Una vez leí algo al respecto. Me ha gustado mucho tu entrada amiga. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

Man dijo...

Que hermoso relato y que bien relatado. No basta lo uno si falta lo otro.
"Cocinas" muy bien los relatos.
Saber comenzar así: "A veces me parece que estuve allí, que viví esa época en que..." y terminar diciendo: "...y crea con ellos personajes que habitan relatos, personajes sin infancia ni vejez y que llegan a vivir el tiempo justo de un cuento". Es un plato delicioso.
.
Magistral.Te admiro

Meulen dijo...

Las abuelas son quienes nos legan las mejores referencias d e un pasado a veces tan disimile ...ni tanto ...al de ahora...donde lo que de ellas obtuvimos nos sirve para comprender mejor este hoy atribulado...
y deseando que todo se un sueño---de los buenos si
porque de los otros viven demasiado ...

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