La casa estaba en penumbras, el
silencio reinaba entre los viejos muebles, se deslizaba entre
las cortinas y se perdía en las
habitaciones.
La adolescente subía y bajaba las
escaleras, sus corridas no levantaban sonido. El juego la divertía a la vez que
cansaba sus flacos huesos.
Se detuvo en el descanso del primer piso
y se sentó. Sus ojos recorrieron los rincones, las sombras guardaban ecos de pasos, voces, hasta la risa de su madre le
llegaba alguna tarde, y surgía la
ilusión de que el tiempo no había pasado y que la llamaba: ¡Mimí ven a
merendar!
Las ventanas cerradas, ocultaban el abandono actual. Algunos rayos de sol, como abanico entraban
por las rendijas de las persianas, mostrando pequeñas motas de polvo que bailaban entre la
luz.
El sonido oxidado de una llave quebró
el silencio. Alguien trataba de entrar. La joven se escondió, cómo si alguien
pudiera verla.
La puerta se abrió y la figura de una
mujer mayor se perfiló contra la luz de la calle. Alta, vestida de oscuro,
mostraba una sobria elegancia y una cara triste, sólo iluminada por el celeste
claro de sus ojos. Entró repiqueteando su andar por una cojera que dejaba oír
un cansado; toc tac, toc tac.
La recién llegada se detuvo en el
salón de entrada, observando cada detalle. Los muebles cubiertos con sábanas la
intimidaban desde su extraña quietud de
madera y algodón. Recorrió el comedor,
el living, una opresión en su garganta
la ahogaba.
Mimi abandonó su escondite. Se sentó
en el último peldaño, aferrada a los barrotes observaba a la recién llegada. La
lívida luz de su piel pareció acentuarse. Al fin se puso de pie y subió al
segundo piso. Entró en su habitación y quedó pegada a la pared. ¡Ella otra vez! ¿Para que viene la muy
maldita? Se preguntaba.
Con dificultad la mujer subió la
escalera. Con los años el dolor en su cadera se había acentuado más en días de
humedad. Entró al cuarto de Mimi, fue directo al ventanal lo abrió y se asomó
al balcón. El día entró cargado de
aromas y calor, ella quedó mirando la calle y su mundo de gritos circulando por la
vereda, el bullicio llegó hasta Mimi que se tapaba
la cara, no soportaba la luz.
La mujer lloraba, aferrada a los barrotes del balcón.
¡Ahora llorás, Maldita! Exclamó Mimí desde su
boca muda.
¡Estás vieja, a pesar de
tu pelo teñido y tu ropa elegante!
¡Estás vieja!
La otra se volvió, recorrió la
habitación acariciando cada mueble. Con su pañuelo de papel quitó la tierra de la
cómoda. Abrió los cajones buscando algo que ni ella sabía que era, un aroma a
humedad y abandono la obligó a cerrarlos. Desde un rincón, un ruido conocido la
detuvo. La mecedora de Mimí. Al verla hamacarse, tembló. Se aferró al mueble, un sudor
frío bañó su cuerpo, nuevamente la opresión en la garganta la obligo a respirar
hondo.
—¿Estás aquí? —preguntó.
El sonido de la mecedora fue la respuesta.
—Mimí, perdóname. —Se inclinó
aferrada al mueble— Mimí perdóname. Era tan joven y tonta, envidiaba tu belleza, tus
piernas sanas, hasta tu bondad.
Se cubrió la cara con las manos.
¿Cuántos años habían pasado desde aquel día?
Cuarenta, cincuenta, no recordaba el tiempo. Recordaba el momento;
Mimí con quince años alegres, se
balanceaba sentada en el balcón. Odiaba verla tan feliz, siempre alegre, dueña
de piernas sanas, no como ella que había
nacido inútil para moverse, apenas si lograba caminar arrastrando su pierna. Y
en un arranque sin pensarlo la empujó.
Ni un grito, Mimí cayó a la calle.
Cerró el balcón y salió. Bajó las escaleras. No lograba frenar el llanto ni el temblor de su cuerpo.
Miró el reloj detenido a las doce y
diez de quién sabe qué día. Abrió la puerta, el sol se adueñó de la sala, al fin salió. El ruido de la llave al
cerrar sonó brusco.
En el último escalón, Mimi volvió a
quedar sola. Su hermana había arruinado
su paz de fantasma solitario, igual que había hecho con su vida aquel veinte de noviembre de hacía ya tanto tiempo...
El blog y su dueña tomarán un descanso, hasta la vuelta.
mariarosa
31 comentarios:
¡Uyyy! Qué trágico y qué miedo. Este cuento Mariarosa es uno de los tuyos que más me ha gustado.
Felicitaciones.
P.D. Que descanses. Te espero.
Buen descanso.
Mariarosa la vieja era un fantasma.
Cariños.
Otro excelente relato,...Misterio, suspenso,...miedo,...y una curiosa necesidad de seguir leyendo,...Que tengas el necesario descanso. Te esperamos con impaciencia. Saludos.ELCRUZADO
Penoso. Pero cotidiano.
Descansa amiga.
Un abrazo.
Penoso. Pero cotidiano.
Descansa amiga.
Un abrazo.
Penoso. Pero cotidiano.
Descansa amiga.
Un abrazo.
Madame, nos deja con otro relato magnífico. Con qué fantástico criterio elige cada detalle para hacernos visualizar la escena y darle el ambiente preciso. Crece usted con cada relato.
Aguardamos su regreso!
Feliz comienzo de semana
Bisous
El fantasma de la conciencia recordando con ese peso que ya vivir es un castigo.
Me ha encantado el relato.
Un beso.
Un buen relato María Rosa, entretenido, misterioso, y con los tiempos precisos.
Espero que descanses y retornes con muchas ideas para desarrollar.
Besitos para ti.
El relato mantiene la expetación desde la primera línea hasta el final. Felicidades, da gusto leer algo tan fluido e interesante.
Un abrazo enorme María Rosa
Hola, Mariarosa:
Los remordimientos de conciencia, de no sanarlos, jamás nos dejarán vivir en paz.
Un abrazo, feliz descanso.
Sabes como atrapar al lector eh?
Que bueno.
Hasta tu vuelta.
Besos.
Me has enganchado! Hacía tiempo que no te visitaba... algo que debo evitar, pero que conste que han sido motivos ajenos a mi voluntad.
Un saludo!
Maria Rosa,nos dejas un cuento para pensar...La hermana nunca olvidó y eso la marcó...fué infeliz el resto de su vida...Mientras la niña-fantasma sigue pegada a la casa y recordando...Las dos hermanas se quedaron atrapadas en el tiempo,sin poder salir de él...Quizá hasta que se encuentren,aclaren la situación,una perdone a la otra y esta quede en paz...
Mi felicitación y mi abrazo inmenso.
Descansa amiga,sabes que te esperamos siempre.
M.Jesús
Hola Mariarosa, un relato muy bien logrado. Para leerlo dos veces y tratar de analizar la nostalgia de ése fantasma del tiempo.
Un abrazo.
Hola Mariarosa hay muchos fantasmas por la vida, inquietante relato,
gracias por compartir.
que tengas una buena semana.
un saludo.
Feliz descanso Mariarosa, para tí y para el blog! Extrañaré tus relatos.
Un beso!
Pensaba que era distinto, que iba a terminar con que Mimi se iba a encontrar con su yo futuro y que odiaba aquello en que se convertiria. Casi al final me di cuenta del giro del cuento.
Me ha gustado mucho tu cuento, muy bien escrito y bien manejados los tiempos, felicitaciones!!!
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Impactante y maravillosamente llevado en sus perfectas secuencias y ¡Qué final!¡Excelente, felicitaciones! Un abrazo.
Un gran relato, de los que te metes en él y parece que lo vives. Me ha encantado Mariarosa. Paso a saludarte tras mi ausencia por vacaciones, espero que estés bien. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Es un gran cuento. atrapa ese juego de jugar con los fantasmas y el recuerdo. Ya te lo había leído...y me causa aún mayor sorpresa, la manera de manejar la tensión. UN abrazo, y que estés bien en esta pausa. UN beso. carlos
relato magnifico y scalofriante, te felicito, has sabido mantener la atención sin dejarla un solo segundo
Un abrazo
Stella
Como siemprempre; una imaginacion y una descripcion que nos hace ver lo que se lee. Hermoso. te felicito. Un besote. Isabel
No tardes mucho en volver; necesitamos más relatos como éste que nos has dejado.
Que disfrutes. Un abrazo.
que hermosos cuento...me llegué a emocionar....que terrible es dejar pasar los años.....
muchos saludos e invito a todos a que me visiten a ver si les gusta lo que escribo...aunque nunca tan lindo como y emocionante como esto...pero le hago el empeño
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Triste relato que engancha desde las primeras palabras.
Me ha gustado.
Que pases buenas vacaciones.
un abrazo.
Hola Mariarosa...excelente relato, siempre despiertas la curiosidad y los cierres son de lujo. Recibe un fuerte abrazo y que disfrutes tus vacaciones.
Dos personas atrapadas en el tiempo. Ambas vivas a su manera.
Feliz descanso.
Un abrazo.
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