Terminada la guerra de
1860, los ingleses invadieron Nueva Zelanda. El pueblo maorí se repliega, avasallado, pero no vencido.
En la colonia de New
Plymouth, el poder y las decisiones pertenecen
Sir Francis Scott.
Orgulloso de su poder
económico, considera propias las tierras
que ha invadido. Su casa es una réplica de la que tiene en Londres, intenta
demostrar poder entre los indígenas, los
maltrata hasta el punto de negarles la mínima libertad.
La esposa es joven,
Mery Ann, demasiado bella y
frágil para el bruto Sir Francis Scott.
Los maorí que sirven en
la casa, cuentan que luego de cenar,
Mery Ann estimula a su marido con buenos
vinos y whisky hasta emborracharlo. Los
sirvientes lo llevan al lecho matrimonial, mientras ella duerme tranquila en
otra habitación.
Varios incendios han
destruido plantaciones y silos. Los
colonos ingleses defendiendo sus
propiedades, se han organizado y velan por grupos durante la noche. El fuego se propaga misteriosamente, avanzado sobre todo lo que encuentra a su
paso.
Los maoríes juran que
algo superior provoca las llamas, su conocimiento de la hechicería les anuncia algo oscuro, tiemblan ante lo
desconocido. Y Sir Francis ríe del
temor maorí. Los obliga a cuidar
por las noches los sembrados. Muy pocos
lo hacen, la mayoría escapa asustados ante el fuego. Y cuando solo algunas briznas rojas se mueven
entre las columnas de humo, aparece ella. Algunos la han visto, otros juran que
es una aparición: La mujer maorí.
Camina acompañada por una jauría de perros salvajes,
ellos atacan el ganado y la mujer cruza por las
brasas, sin sentirlo. Su cara totalmente tatuada le da un aspecto
bravío. Viste de negro, lleva el
cabello suelto que
parece platearse con el reflejo lunar.
Hace unas semanas ha
llegado Tom Dalton, el sobrino de Sir Francis. Él va a descubrir quién es la
mujer fantasma y el motivo de los incendios. El joven ríe cuando la servidumbre le habla de
apariciones.
Cuentan que el
fantasma, es una mujer asesinada por los ingleses durante la guerra, ha
regresado para vengarse.
Algunos colonos han
pensado en regresar a Londres, imposible
seguir en una lucha desigual, no logran parar los incendios y también ellos la
han visto. Sir Francis trata de convencerlos, deben esperar el resultado de los
estudios de Dalton.
La mujer Maorí sigue
destruyendo, la venganza crece y las armas inglesas no logran herirla. Los
colonos están perdiendo; cosechas y ganado.
Una noche que Sir
Francis duerme profundamente su sueño de
alcohol, un estruendo lo despierta; en
sus silos una inmensa luz se extiende hacia
a los sembrados.
Grita clamando ayuda,
nadie responde, los maoríes han desaparecido. Sólo el crepitar de las
llamas se escucha. Le tiemblan las manos
al cargar el mosquete, sale a los campos buscando al promotor de semejante locura.
Desde un galpón abandonado le llegan
voces y risas. Lentamente se acerca. La puerta ruinosa, está entornada, entra arrastrándose. Ve sombras moverse. Los susurros y gemidos están cerca, sin
pensarlo más, dispara. Gritos de dolor,
vuelve a cargar el arma y
dispara, lamentos y luego silencio.
Espera. Se pone de pie. Se acerca y el terror lo enloquece. Corre a la puerta,
la abre y regresa a confirmar lo que vislumbró entre sombras. El fuego ilumina la escena. No se ha equivocado,
son ellos; su sobrino Tom y su esposa.
Bañados en sangre, abrazados como
muñecos desarticulados, muertos por sus balas. Se le aflojan las rodillas y cae. Una mano helada e invisible baja por su
espalda con un escalofrío.
El dolor lo
quiebra, aúlla como un animal herido. El fuego se acerca, a menos de cincuenta metros se
elevan las llamas.
Entre las lágrimas de
rabia la ve; la mujer maorí y sus perros, lo observan, recortados por la luz
del fuego. Tras de cada línea de esa
cara sin expresión, no hay
triunfo ni dolor, hay años de esclavitud.
Enfurecido Sir
Francis, dispara, una y otra vez.
Inútil. Las balas cruzan, la atraviesan
y ella sigue, sigue y se aleja.
19 comentarios:
Un historia terrorífica, muy bien relatada María Rosa, un placer leerte, amiga.
Que disfrutes el fin de semana.
Un abrazo.
Bonito relato que nos dejas para deleitarnos en esta tarde del domingo.
Un abrazo.
Excelente narración, Mariarosa.
Con el misterio hasta el final.
Un abrazo.
Qué bueno conocer, a través de tu relato, sobre la mítica y la legendaria del pueblo maorí, en la Nueva Zelandia. Queda la enseña de un pueblo, a tyravés del ícono de esta mujer, que renuncia a la libertad.
UN abrazo. Carlos
Una buena narración llena de intriga.
Que tengas un feliz domingo y que la imaginación siga viviendo en ti.
Un abrazo.
En los pueblos nativos suelen circular esas historias que dan miedo.
Muy buena.
Saludos María Rosa.
Por supuesto, si ya había sido derrotado por sus propia gente, no valía la pena ensañarse. Incluso en la venganza existe cierta nobleza...
Saludos.
J.
Impresionante y muy bien construida, amiga...El alma de los maoríes sigue viva en esa misteriosa mujer que hace justicia y eleva la dignidad de los suyos en el tiempo...Mientras la esposa lo evita y lo aísla...Un tema para la reflexión, sin duda.
Mi felicitación y mi abrazo por esta bella e inolvidable historia, María Rosa.
M.Jesús
Muy, pero muy bueno!! Me fascinó tu relato. Estos le sientan muy bien a tu pluma. Más!
Besos
Sucesos reales con un toque de irrealidad y la historia engancha con tus descripciones impecables, como si fuera una película.
Besos, Mariarosa.
Una historia que entra dentro del tema èpico....Bien contada y con lujo de definición y detalles...Despierta la atenciòn del lector,...que no puede dejar de leer...Salud bella Literata...Juan Angel Petta
Estupendo relato en el que esta vez pone un toque exótico y un ambiente a medias legendario a medias histórico.
Feliz tarde
Bisous
Siempre nos sorprendes con lo imprevisto. La venganza totasl cae sobre el malvado. La verdad es que nos nos da ninguna pena de que haya sufrido un castigo tan aterrador. Sin duda, se lo había ganado. Buena historia. Saludos cordiales. Franziska
Como cada uno, un bello relato, Rosa, desde esta tú otra casa mi sincero aplauso.
Yo sospeché que la mujer fantasmal era la esposa de Drake, aprovechando las borracheras para fomentar la rebelión.
Inquietante historia, salvo que se tiende estar a favor de ese fantasma.
Bien contado.
Feliz fin de semana y felices vacaciones.
Un abrazo
Hermosa narración histórica por lo menos en ya leídas narraciones respecto a las injusticias que al fin todos somos humanos ..no ha de importar color o razas ...este mundo nuestro debería ser siempre de todos y querernos y respetarnos como hermanos de la llamada tierra.
Gracias Rosa por tu visita es un placer recibirte
Con abrazos desde España.
Marina
felicitaciones Marisarosa
sigues deleitándonos con tu narrativa ágil y con dejos fantasticos pero sin perder ese cable a tierra
abrazos y feliz fin de semana
Es una realidad...tanta injusticia al fin se vuelve hacia quien la provoca en forma desastrosa
de eso ejemplos por hoy sobran...
y lo peor es que como siempre
inocentes son los que pagan por los verdaderos culpables
un sino que no se revierte....
jodida vida ...!
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