martes

El zonda

"El Zonda recibió el tercer premio en el concurso de editorial Mis escritos." Juegos Florales de Otoño 2013"




A don Juan de Dios Souza no le ha sido fácil llegar a los sesenta años, viviendo  solo  en  ese rincón  perdido de la provincia de Mendoza,  donde   tres casas y restos de un pueblo perdido imitan  el fin del mundo.
Tres casas con la propia incluida.  En una de ellas  vive Roque,  que fuera sacerdote en el sur, allá por Cañadón Seco  y  que renunció a sus votos  por una mujer; convivir con ella  fue difícil  y ahora  prefiere la soledad, el frío y las montañas mendocinas.   Cada viernes,  Roque va a San Rafael a comerciar su cosecha y la de Juan de Dios, frutas y verduras  que varían  según la estación. Un  mísero cobro que apenas les alcanza para adquirir los alimentos  que reparten  al  regresar. Es el  día que se encuentran y conversan,  luego cada uno se repliega en su mundo. En  la tercera casa, habita el silencio,  la dueña falleció  y nadie la ocupa desde entonces.
Juan de Dios cree que lejos de la ciudad  desvía  el  miedo, ese  que anida  en su conciencia.  No quiere pensar en él.  Después de tantos años lo ha domesticado. Sin diarios, ni libros, ni visitas que cuenten historias,  él existe más o menos en paz. Es que hay días en los  que  le parece escuchar  voces, sabe que es su imaginación y se pregunta si terminará loco como su padre.
El viento Zonda  cuando llega, gime y arrasa todo  lo que encuentra, trae gritos que lo perturban, Juan de Dios los reconoce, no los ha olvidado. ¿Cuántos años pasaron?  Veinte  o más, la memoria suele ser algo anacrónico, pero en el viento están ellos, prendidos como abrojos.  De dónde llega  el muy maldito, si aquello sucedió en el sur del Río Negro. ¿Cómo es posible que  el viento los guarde y,  cada vez que pasa,  él rememora aquel día?  Fue cerca del arroyo Los Berros, en ese tiempo era tierra de nadie y el descubrió que los muchachitos, dos pobres mapuches, habían hallado  oro.
Los muy tontos cambiaron las pepitas en el pueblo y la noticia corrió ligera entre los vecinos. Más rápido fue él que los siguió y les exigió que le dijeran de dónde las sacaban, no  hablaron, estaban asustados. Lo reconocieron y se vio en la obligación de matarlos.  Habían recibido una bala cada uno  y el arma se le trabó y los  muy hijos de perra aullaban suplicando piedad,  no  querían morir.  Se arrastraron  buscando ayuda y los descubrió. Los ató a un lapacho  y los dejó abandonados a su suerte. Les arrancó  la bolsa de  oro y se fue. Después de varios meses llegó a Mendoza. 
El zonda trae mensajes que lo acosan, en el último invierno ya no fueron gritos, fueron voces que lo nombraban y se reían.

¿De qué le sirvió el oro?
Nunca lo vendió,  por miedo. Las pepitas siguen  en la misma bolsa y escondidas bajo las tablas del piso de la pieza.
Cuando llega el viento, él los reconoce, son ellos, los mapuches.  Juan de Dios corre a su cuarto  y ve que las maderas del piso se mueven, dan la sensación de que  quieren levantarse, nadie las toca y él sabe que es su imaginación, pero las ve moverse, las oye crujir y  se estremece. Pasa el Zonda y el silencio vuelve a ser su compañía.
El viernes  don Roque fue al pueblo y no regresó.  Pasaron los días y  nadie ha llegado para avisar qué le ha sucedido al viejo cura, sólo el viento Zonda lo visita, con su queja de aullidos y gemidos.
Las paredes  de la casa tiemblan, en la puerta se escuchan golpes. Juan de Dios sabe que son los muchachos que vienen a buscar su oro.  
Afuera  el Zonda ha enloquecido, arranca los árboles de cuajo y vuela la tranquera. Desde la ventana ve chapas y arbustos  que pasan ondulando  en el aire. El viejo se esconde detrás de unos muebles. Una tabla cae sobre sus  piernas  y queda preso.
Al amanecer el viento calmó  su furia, pero no se va. Al fin logra quitar el peso  y se arrastra  tratando de salir. En  la pieza,  el piso fue levantado y la bolsa con el oro no está.  Juan de Dios busca,  nada ha quedado en pie. La casa se va desarmando,  una viga cae a su costado, debe alejarse antes que las paredes lo aplasten.
Sólo le interesa encontrar su oro. No está. El zonda se lo  ha llevado. Intenta salir y esta vez  otra tabla cae sobre su espalda, ahora sí que será imposible moverse. Tal vez,  Don Roque regrese y lo ayude. Don Roque ha quedado en la ciudad por culpa del Zonda.  Y las horas  pasan y el ventarrón sigue. El hambre y la sed lo agobian; Juan de Dios  delira, grita pidiendo ayuda.  
Y allí los ve, son ellos: los muchachos que  festejan y le muestran la bolsa con el oro. Ruega, llora y presiente que la muerte está cerca.
Una pared cae y, como en un escenario, los ve irse.  Son ellos,  que se toman de la mano y vuelan. 
El zonda se los lleva….





                                                             

27 comentarios:

Antorelo dijo...

Cuando he terminado de leer el relato, he sentido unos deseos enormes de acercarme a esas tierras. Sin duda, es merecedor el premio, aunque yo le hubiese dado el primero. Me ha encantado.
Un abrazo

Unknown dijo...

Qué maravilla de relato !!Por Dios, qué crudeza ! Está tan bien escrito que "sentir· lo que contabas. El trabajo que has hecho con el viento zonda , es magnífico. Un elemento que casi se come el relato. El remorfimiento del protagonista tan bien logrado, sus sentimientos , su casi locura.
¡¡BATER PALMAS !! FABULOSO.
¡Te felicito ! Muchos besos. !

Charlie El Balsero dijo...

que imágenes has mostrado. Una tras otra desfilan. El protagonista logrado maravillosamente.
Abrazos
Carlos

Pluma Roja dijo...

Me gustó bastante este relato, Felicitaciones creo que es merecedor del tercer premio y quizás del primero.

Te dejo un saludo cariñoso.

Hasta pronto María Rosa.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Maria Rosa, impresionante relato,amiga...La conciencia persigue al hombre por donde quiera que va...Y es que el alma está unida al universo y retorna todo lo que damos y hacemos..
Mi felicitación por el temple y sabiduría de tu escrito,amiga.
Mi abrazo inmenso y mi cariño siempre.
M.JESÚS

TIGUAZ dijo...

Se me agotaron las palabras, mis recursos se volatizaron, solo puede decirte BRAVOOOOOOOOOOOOO. Desde esta Galicia que compartimos en la distancia, mi cariño y mil gracias por lo que compartes conmigo.

José Manuel dijo...

Impresionate relato donde las palabras se muestran entre imágenes y sentimientos.
Es merecedor del primer premio.

Un abrazo

Diana de Méridor dijo...

Magnífico relato, madame. Se comprende el premio, muy justamente otorgado. Enhorabuena!

Buenas noches

Bisous

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

De nada sirve todo el oro del mundo si es mal habido y no podemos disfrutarlo, el peso de la conciencia hace su trabajo.

Muy merecido tu premio, felicitaciones.

Abrazos.

Mirella S. dijo...

Un relato muy bien logrado que cabalga entre lo fantástico y lo real...
Tiene la fuerza del viento zonda.
Te felicito por el premio, Mariarosa.
Un abrazo.

Netomancia dijo...

Merecido el premio, doña Mariarosa!
Me agarro fuerte, no vaya a ser que me lleve también!
Saludos!

mariola dijo...

Enhorabuena por el premio. He disfrutado con el relato.
Nos vas metiendo en escena y casi podemos oír ese viento que cabalga...
besos.

lichazul dijo...

muchas felicitaciones Maríarosa, por ese reconocimiento y estímulo a tu creación literaria

abrazos y buena jornada

Marinela dijo...

Maria Rosa, enhorabuena por tu merecido premio, en este relato te lo han dado, pero muchos otros de tus cuentos son merecedores de reconocimientos como este.

Un abrazo.

omar enletrasarte dijo...

un relato de alta talla,
saludos

cachos de vida dijo...

Merecido premio a tan maravilloso relato. Felicidades.
Feliz día de San Valentín y feliz fin de semana-
Un abrazo.

lichazul dijo...

FELIZ SAN VALENTIN!!!!
ten un día del Amor y Amistad precioso
abrazos energéticos, pásalo genial

DIOGO_MAR dijo...

Fantástico, palavras mais para quê?
Parabéns Maria Rosa!

Abrazo

http://diogo-mar.blogspot.com/

PEPE LASALA dijo...

Como dicen más arriba, yo también te hubiera dado el primer premio María Rosa, es un gran relato en el que uno se mete dentro. Enhorabuena. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.

Anónimo dijo...

Muy buen relato, amiga,...con suspenso, con la superstición y el tercer elemento,...la conciencia. Nadie escapa a ella. Saludos
Juan Angel Petta

María Socorro Luis dijo...


Merecidísimo el premio. Enhorabuena.

Besosyéxitos.

Anónimo dijo...

GUAUU TREMENDO!!! JUSTO PREMIO. FELICITACIONES.
UN ABRAZO

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Recio y vigoroso cuento. Con una personalidad definida, que le da estatura al relato: la de Juan de Dios de Souza, mísero y ruin, aferrado a la bolsita con las pepas de oro, que vaya paradoja, nunca disfrutó. LO del viento zonda, genial. Los elementos naturales son decisivos en cuentos como estos, donde se resuelve y se cierra la historia, con una especie de vindicta...UN abrazo. Carlos

José A. García dijo...

Felicitaciones por el premio que, por el nivel del relato, lo tienes bien merecido.

Saludos

J.

lichazul dijo...

buena semana Mariárosa
abrazos

Mª Jesús Muñoz dijo...

Maria Rosa, mi felicitación por ese premio, por ese constante bien hacer y amor a las letras, amiga.
Feliz semana y mi abrazo siempre.
M.Jesús

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

El cuento merecía ser premiado.
Tiene sentido que El Zonda cumpla una función en tu cuento.
Está en una de mis proyectos extra blogs, que espero que funcione.

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