miércoles
Un día de playa
Salieron del hotel preparados para ir a la playa.Carpas, bronceador y toallones. Carlos manejaba, Luis era acompañante y Sebastian iba en el asiento de atrás.
Era la primera vez que visitaban Carilo.
Calles de arena, bosques deslumbrantes y paz. Dejaron atrás la avenida Divisadero, se internaron en un sendero que llevaba al mar. Árboles altos oscurecían el paisaje.
—Me parece que estamos perdidos —dijo Carlos al cabo de un rato.
—¿No tenés un plano?
—¡Yo tengo! —dijo Sebastian..
—¿De dónde lo sacaste? —preguntó Luis al verlo sucio de tierra y con olor a rancio.
—Estaba caído en el camino.
—Sos un cochino.
Carlos frunció la cara con repugnancia.
—Gracias a mí tienen mapa, a ustedes ni se les ocurrió traer uno.
A pesar del mapa, no hallaron la playa.
Cansados de dar vueltas, se detuvieron en un claro del bosque. Se miraron con una sonrisa de alivio, habían encontrado una plaza rodeada de casas. Bajaron. El lugar se veía solitario.
— ¿No les parece que las casas son bajas?
La pregunta de Sebastian hizo que observaran con atención el lugar. Era cierto, demasiado bajas.
Ni un pájaro se escuchaba.
Fue entonces cuando unos nubarrones ocultaron el sol. Un aire caliente les dio de pleno en la cara, las camisas sudadas se pegaron a sus cuerpos. El mediodía oscureció.
—Mejor nos vamos —dijo Carlos. Una sensación extraña le cerraba la garganta. Subió al auto y tomó el volante, Luis lo siguió. Sebastian se alejó por una callecita angosta. Algunas gotas de lluvia golpearon en el parabrisas con fuerza.
—¡¡Sebastian!! —llamó Carlos.
Sebastian no aparecía. Esperaron unos minutos y Carlos puso el motor en marcha. Sebastian llegó empapado.
La palidez de su cara los sobresaltó.
—¡¡Apúrate salgamos de aquí!! —dijo mostrando algo.
—¿Qué es eso?
—Es… un hueso humano —respondió tartamudeando.
La lluvia arrasaba con fuerza, el cielo oscureció más aún. Retomaron la calle por la que habían llegado. Minutos después dejó de llover. Un fuerte ruido los sorprendió. Algo había caído en el techo del coche. No podían creer lo que veían.
Un grupo de seres pequeños, se descolgaban de los árboles sobre el camino y los atacaban con violencia, arrojando piedras y palos contra ellos.
—¡Son enanos! —gritó Sebastian asustado.
Aparecían de todos lados. El volante resbalaba de las manos de Carlos, el pelo se le pegaba en la frente por el sudor. El calor era insoportable y el cielo seguía oscuro. Luis muerto de miedo se había convertido en un ovillo pegado el asiento.
—¡Acelera! —grito Sebastian.
Uno de los seres, cayó sobre el capó y el impulso de la caída lo arrojó al camino. El vidrio de la loneta de atrás se astilló. El coche patinaba entre el barro y la arena y los enanos no se detenían. Fueron siendo menos, hasta que al fin los dejaron atrás.
Se fueron perdiendo, hasta ser un grupo enloquecido que agitaba los brazos y gritaban en un idioma que no entendían. Se transformaron en un punto lejano.
Carlos perdió noción del tiempo. Las nubes se fueron disipando, el sol apareció nuevamente.
Iban en silencio, mirando hacía todos lados temerosos de que volvieran aparecer los raros personajes.
Al escuchar nuevamente el canto de los pájaros, comprendieron que habían salido del peligro.
Sobre la calle de tierra, grupos de personas cargando sombrillas y bolsos, caminaban rumbo a la playa, recién ahí, respiraron aliviados.
Habían llegado al centro comercial. Se detuvieron.
Carlos se reclinó en el asiento y respiró hondo, sin bajar del coche, preguntó a Sebastian:
—¿Qué viste cuando te internaste entre las casas?
Elevó el hueso que aún tenía en las manos, y dijo con voz quebrada.
—La callecita daba a un campo cubierto de pozos con huesos humanos, eran muchos, demasiados… —se estremeció—. Esos enanitos… ¡Deben ser carnívoros!
—¿Enanos carnívoros? —Repitió Carlos, con horror.
—No lo sé ni me interesa averiguarlo —Sebastian hizo silencio, luego continuó— no eran enanos, eran gnomos, iguales a esos —dijo señalando un negocio que mostraba en sus vidrieras la figura sonriente de un gnomo. ¡Eran iguales!
—¿Hacemos la denuncia? —preguntó Luis.
Lo miraron con burla.
—¿Qué vas a denunciar, que te corrieron gnomos carnívoros? Van a decir que estábamos borrachos o drogados.
—La prueba es el capó hundido, el hueso y el mapa, el nos llevó hasta ese lugar —exclamó Luis.
Buscaron el mapa.
Había desaparecido. No se sorprendieron.
—Basta. Vamos a tomar algo fresco, me muero de sed —dijo Carlos, tratando de cambiar la cara— está no me la voy a olvidar, y les ruego que no la cuenten a nadie.
—¿Secreto de estado? —preguntó Luis.
—¡Secreto de estado! —repitieron los tres.
Se acercó a ellos un agente policial, quedó mirando el auto y dijo sonriente:
—¿Chicos qué le paso al coche? Parece que le hubiera caído encima un grupo de gnomos pasados de peso.
Lo fulminaron con la mirada, y sin responder se alejaron.
Este cuento nació de una tarde en que verdaderamente encontré un plano, que en vez de llevarnos a recorrer la playa nos hizo perder. Del miedo entre semejante arboleda y algún agregado mío, surgió: Un día de playa.
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40 comentarios:
Muy bien expuesto amiga,un cuento muy ameno, con algo de intriga..
besos de brujilla
Buen susto se llevaron los amigos,Maria Rosa...!
Te felicito por el cuento,que nos ha hecho sentir que estamos en un mal sueño,menos mal que después se vuelve a la realidad.
Te dejo mi abrazo grande y mi deseo de que seas muy feliz en estos dias de Navidad.
M.Jesús
Muy original el cuento! Me encantan este tipo de historias entre de terror y fantásticas.
que cuento bien escrito posee todo el sentir entre emocion y suspenso ...dificil situacion esa pero que solo quedo en eso un cuento ... que luego toco tierra firme,,,,
bello amiga
Feliz navidad y Feliz año nuevo 2011
saludos
linda semana
abrazos
TÚ SIEMPRE NOS SORPRENDES CON TU ORIGINALIDAD. EXCELENTE TEXTO.
UN ABRAZO
Excelentísimo resultado e inmejorable terapia ante los miedos: transformarlos en una magnífica historia!
Un abrazo!
Doña Mariarosa, moraleja, más vale mapa conocido que... jeje.
Muy bueno y la verdad que es una idea muy original. Pensé que nunca saldrían del pueblo, pero ha tenido piedad.
Saludos!
Gracias por tus buenos deseos y decirte que me encantó este relato.
Besos
No hay que perderse por caminos desconocidos.
Dejemos la aventura a otros.
Bs y fleiz navidad.
Interesante y expectante relato, en el que se vive cada paso con incertidumbre y suspense, me encantan estos relatos de miedo y pánico y más cuando surjen de encontrar un pequeño plano, que no sabemos a donde nos conducirá.
Un beso amiga.
Muy bueno. Me gustan los días así de playa. De los que no se olvidan. Je je je.
Un abrazo.
Que tengas buen día.
Y que no te abandone la inspiración y siga regalándonos esto buenos cuentos.
Maiarosa, gracias por deleitarnos con tus relatos.
Feliz Navidad.
SALUDOS!!!
Pues yo a esa playa no voy.
Me has dado la idea para pasar a cuento una historia real que le pasó aun pobre abuelete que fue a un zoológico con sus nietos y que terminó siendo una historia un tanto surrealista.
La escribiré.
Un abrazo
P.D. ¿Sabes algo de lo te pregunté del libro?
Se lee muy bien.
entretenido relato.
Me gustò.
Un abrazo.
Maríarosa me encantó!, pero sabes? esos personajes, los gnomos, nunca me gustaron, siempre los vi malos y ahora vos me los pintás así, más todavía, jajajaja, lo mismo esos enanos que se ponían en el jardín, de niña les tenía miedo.
Besos
Siempre que voy a la playa y como allí, temo que algún grupo de hormigas se coma todo lo que llevo encima. A partir de ahora, tendré cuidado, lo de menos, es que se te coman tu comida...
Besos
Un texto muy entretenido, me ha gustado leerlo, y además con el frío que estamos pasando por aquí, pensar en playa viene bien.
Un saludo!
Muy original el relato donde combinas y dosificas muy bien los elementos fantásticos aderezados de uns buena dosis de intriga. Me gustó mucho, Mariarosa. He puesto una nueva entrada en tijerasdepapel.
Un abrazo.
Me fascina ese aire de misterio que se pasea por tus letras.
Ah, los gnomos me encantan, estamos rodeados de ellos!
Bellísima construcción nació de esa aventura. Un abrazo.
Un texto intrigante y excelelnte, querida Mariarosa, de principio a fin, me encantó.
Besos. María.
Ja, menos mal que que tu día de playa no fue igual que el cuento.
Moraleja: no hay que fiarse de los planos que una se va encontrando por ahí.
Un beso
Es fácil sumergirse en tus palabras, cuento intrigante y emocionante. Un placer pasar por aquí, leerte y saludarte!
Besos!
"los agregados", son precisamente los que hacen a una gran escritora...
¡esplèndido!
mis abrazos
Buenísimo!!! Con un final de esos bien tuyos, sí :)
Me hiciste acordar a un día que yo también me perdí en alguna playa cercana a Cariló, jjajajajajaa
Besos
Jeve.
Si que te dió de si el plano, pues te salió un cuento maravilloso, por partida doble-
Feliz fin de semana.
Un beso.
Aquí encuentro la paz que busco, aquí te encuentro a tí y tu sabiduría. Gracias!
Habrá que tomar precauciones antes de viajar a un lugar sin un plano de confianza! Muy bonito cuento.
Besitos,
Desde el corazón y con mis mejores deseos, ¡FELIZ NAVIDAD!
Un abrazo.
Gracias querida amiga por este año compartido.
Que en estas fiestas renazca el amor y la luz de la esperanza
Y los sueños se transformen en una bella realidad.
Besitos para ti querida amiga, que Dios te bendiga.
¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TI!!
Gracias querida amiga por este año compartido.
Que en estas fiestas renazca el amor y la luz de la esperanza
Y los sueños se transformen en una bella realidad.
Besitos para ti querida amiga, que Dios te bendiga.
¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TI!!
En estas fiestas tan entrañables, con mis mejores deseos de ilusión, paz y felicidad.
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Un abrazo.
Te visito con una enorme alegría que quiero compartir contigo; al ser abiertas de nuevo las puertas de La gata coqueta, que ha estado descansando por un tiempo bastante considerable, por motivos que te iré contando con el devenir de próximas entradas.
Parto de la base, que he sido dada de alta hace dos meses, tras una ardua recuperación no concluida, acaecida por un periodo hospitalario bastante largo y muy complejo por la cantidad de intervenciones realizadas, pasando la decena.
Esto no tiene en absoluto que ver con la entrada anterior. Lo puntualizo nuevamente para que no se vuelvan a suceder errores de interpretación, al no ser yo la protagonista del periodo que ha vivido la amiga Fracesca...
Ya que la mía ha sido una patología totalmente diferente.
En el blog de La gata coqueta te he dejado una poinsettia, flor de Pascua de bellas y frondosas hojas rojas, con una felicitación para compartir estos días tan entrañables contigo, aquellos que guardan tantos recuerdos y deseos en nuestro haber. Me gustaría que te agradase y disfrutaras teniéndola en tu poder tanto como yo cuando la he decorado con palabras.
Por ser el día que es, me he extendido en demasiá pero se que me vas a disculpar verdad...?
Un beso y un hasta pronto!!
Te espero para que sigan fluyendo nuestros lazos en unión de la amistad.
María del Carmen
¡¡Que bueno!! Pero si encuentro un plano no se me va a ocurrir guardármelo y menos seguir sus flechas...buff que miedo.
Besitos.
Mariarosa, gracias por todos tus ratos de intriga ¡Me encantan!
Besos y feliz Navidad.
Tremenda pesadilla de la que desear despertarse...
Nunca deja de sorprenderme tu magnífica imaginación, Mariarosa. Muy buen relato.
Abrazos.
Hola, Mariarosa, aunque he puesto una nueva entrada de felicitación, vengo aquí a desearte que pases una buena Navidad con los tuyos y que tengas un próspero y venturoso año nuevo.
Un abrazo
Buenísimo, encantador, una narración de un cuento maravilloso lleno de misterios como me gustan.
Felices fiestas
Besos
Amiga Mariarosa, ¡Feliz Navidad!
J'ai appris des choses interessantes grace a vous, et vous m'avez aide a resoudre un probleme, merci.
- Daniel
Qué imaginación tan sorprendente.
Además de que en navidad los gnomos son uno de los protagonistas, el cuento está muy bien narrado, lleno de emociones, no solo de miedo sino de tranquilidad una vez que logran huir de aquel pueblo.
Me gustó mucho. Escribes tremendamente bien.
Felices fiestas en compañía de los que te quieren y te hacen sentir dichosa y apreciada.
Un abrazo.
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