De
la mano de su madre recorría consultorios. Pediatras, luego una psiquiatra
infantil, esquizofrenia era la
respuesta. “Nadie da en la tecla”, eran las palabras de Dora, su mamá. Dócil
a su destino, Silvia obedecía y se
dejaba llevar. ¿Qué podía hacer una niña de diez años?
El
tiempo pasaba y a medida que ella crecía,
las voces se multiplicaban, gemían, eran un llamado brotando de las
paredes. Paredes. Las escuchaba pidiendo
ayuda.
Sus
padres, pensando que un cambio de habitación sería una buena medida, subieron
sus muebles y su cama al piso superior,
su madre compró cortinas de vual
blanco que llegaban hasta el piso y
lucían muy bonitas. Todo el ambiente estaba creado para que Silvia se encontrara a
gusto y lograra dormir. Pero eso no sucedía. Las voces, parecían llegar con mayor fuerza al piso
superior. Se fueron haciendo parte de su
vida. Ya en la adolescencia, viendo la preocupación de sus padres, busco una
solución y la encontró negando las voces para no verlos sufrir. Pero las voces
continuaban, la acosaban, la estremecían, eran gemidos que expresaban dolor.
Silvia
creció y se convirtió en una mujer silenciosa y taciturna, abandono la casa familiar, se mudó a un departamento pequeño y allí, por primera
vez durmió rodeada de silencio. Aquellos lamentos se hicieron parte de su pasado, solo quedó el misterio sin
resolver; había sido su mente o realmente
estaban allí aquellas voces nocturnas. ¿Por qué sólo ella las había escuchado?
El
paso del tiempo le dio la respuesta, que había buscado en libros de
psiquiatría, en consultas medicas, hasta en libros de ciencia y en los que no
halló una luz que la iluminara.
Años
después, aquella casa de su niñez fue convertida en escombros, levantarían allí
un edificio de departamentos. Pero algo sucedió. Todos los diarios publicaron
el caso que asombró a los habitantes de la ciudad. Al escavar para hacer los
cimientos se encontraron restos humanos, que fueron trasladados al cementerio
central, nunca se supo si fue una fosa
común o un antiguo cementerio, aunque los forenses que analizaron los huesos,
dijeron que guardaban una antigüedad de más cincuenta años.
Recién
entonces Silvia comprendió aquellos lamentos de su niñez, sólo ella con su
inocencia y pureza los había escuchado, respiró tranquila al saber que aquellos
seres habían encontrado al fin, su descanso eterno.
Queridos compañeros blogueros, me retiro por un tiempo, les dejos mi agradecimiento y un abrazo. Hasta pronto.
María Rosa
21 comentarios:
Que impresionante. Un beso
Nos dejas un texto para mantener la mente ocupada, Cuidate y disfruta de aquello que tengas que hacer, Abrazos un cesto lleno
Maravillosa historia, me ha gustado muchísimo y siempre me sorprendo cada vez que leo tus cuentos, de la imaginación tan esplendida que tienes y que bien desarrollas los casos.
Creo que hay personas que son más proclives a sentir esas cosas como en este caso que has escrito. Yo siempre digo, que ni creo, ni dejo de creer porque hay fuerzas muy poderosas...
Un gran abrazo, y que te vaya estupendamente este descanso, pero vuelve pronto.
Un texto que por fin termino bien sobre todo para esa pequeña convertida en mujer que supo de sus voces internas.
Te mando mis mejores deseos para tu descanso que disfrutes y tu represo sea cuando tú lo desees. Besos y cariñitos.
Escalofriante María Rosa, y a la vez, con ese final que alivia. Me ha encantado. Besos :D
Un bonito relato con un final inesperado. Felicidades.
Un abrazo y que disfrutes de estos días de descanso.
Un bello y estremecedor relato que tiene un final por lo menos algo feliz.
Un fuerte abrazo amiga.
No he podido apartar los ojos de la lectura hasta el final. Y ¡Ay! que alivio he sentido con tu protagonista :)
Disfruta mucho tu descanso.
Un abrazo enorme :))
Muy bueno, realmente interesante. Eres ingeniosa y siempre consigues sorprenderme. Un abrazo.
Por fin, ella estará libre de los lamentos de esos muerto, que lograran descansar.
Se te extrañará. Lo mejor para vos.
Un abrazo.
Buenas noches, mariarosa, que tal!
una medium infantil, inocente y pura, fue la "elegida"
para la comunicacion entre los dos mundos, pero a veces no llega a entenderse el mensaje,
solo se lo descifra muchos años despues.
Muy buena historia, con tu sello tan personal.
Te dejo un beso y te esperamos, siempre al pie del cañon. Hasta pronto!
Misterioso, enternecedor y con la magia que solo una niña puede tener en su corazón. Deseo que descanses. Un gran abrazo
Como colofón a tus series de misterio, una más! Muy bien construidas y valoradas.
Sobre tu retiro, hasta cuando gustes.
Abrazo Mariarosa.
Recogí un comentario bastante antiguo desde mi blog un tanto abandonado y encontré sus palabras. Eso me trajo a tu espacio y agradezco haya sucedido. Muchas gracias, lo que aquí encontré es muy emocionante.
Como se entiende que a veces hay situaciones que ni quien las vive las comprende y es sometido muchas veces al escarnio por error ...
Importante que al final se entiende que esos seres si estaban pidiendo quizás justicia o más bien la paz.
Abrazos estimada.
Estés bien.
interesante y con una garra que atrapa al lector, buenisima narración, leerte mariarosa ha sido muy grato querida amiga, felicitaciónes
No dejes de escribir y regalarnos estos textos de intriga con tanta belleza
Un abrazo
...Y todos descansaron en paz.
También tú aprovecha este descanso.
Un abrazo.
Apreciada amiga, esas voces de tantos desaparecidos, como los que pugnaban, atravesados en la garganta como una espina de pescado, que tuve expulsar en mi libro de cuentos La angustia de las almas en pena. Te deseo un feliz descanso, u quedo a la espera. Carlos
Ya de vuelta de ese corto período vacacional saludando a los amigos.
Muy buen relato y narrativa amiga mariarosa. Estas cosas ocurren, aunque no lleguemos a comprender y entender. Muchos casos de esta naturaleza se han dado y en su gran mayoría estaban todos relacionados con algunas/s muerte/s.
Un fuerte abrazo y que tengas un feliz y merecido descanso.
Hola María Rosa, muy buena narración, realmente no me imaginaba ese final, me gustó mucho, hasta la vuelta, saludos, PATRICIA F.
Los muertos también tienen sus derechos,sobre todo el derecho a descansar en paz de las fatigas que les dio la vida.
Excelente María Rosa.
Un abrazo y hasta pronto.
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