domingo

La foto.




La única vez que vi la imagen tendría unos siete años y me conmovió su crudeza. Entré en un mundo ajeno del que no comprendía el significado e imaginé que era una  escena de esas películas que no me dejaban ver y que yo espiaba detrás de las cortinas.
Los bordes recortados de la foto denotaban su antigüedad, se veía en ella un ataúd  cerrado, y rodeándolo, tiesos y de pie, una mujer cubierta hasta la cabeza con un manto oscuro y dos  niños que miraban  la cámara con temor. Tal vez no intuían que quedarían así por toda la eternidad y  que aunque crecieran, ese momento se había congelado y ellos en él.
Impresionado, cerré el álbum y lo guardé. Mi padre me explicó que  la mujer era mi bisabuela Jacinta a la que no había conocido y los niños,  mi abuelo y su hermana. Y el ser al que estaban velando era Esculapio Montes García, el padre de los pequeños.
Costumbres de principios del 1900, algunas familias fotografiaban a sus muertos, como un gesto de respeto.
Tal vez fueron las caras de los niños, tan serios y compungidos, o  el sepia borroso de la foto, no lo sé; pero, jamás intenté volver a mirarla. Sin embargo, la historia de esa foto reaparecería en mi vida, décadas después.

Al morir mi padre, encontré entre sus papeles una escritura muy antigua, databa de finales del 1800 y estaba a nombre de Esculapio Montes García. Investigué y así era, existía esa propiedad en Bragado, fui a verla y comenzaron las sorpresas.
Mientras viajaba, intenté razonar qué había sucedido con Esculapio, que nadie recordaba su historia y por qué tanto misterio rodeaba su vida y su muerte.
La familia que vivía en Bragado llevaba mi mismo apellido. Debí mostrarles mi DNI, para que me creyeran y yo les pedí el suyo.  Me hicieron pasar, cosa que agradecí, el cansancio y el asombro por lo que estaba viviendo y no entendía, me habían agotado. Los escuchaba con un silencio incrédulo, sus palabras y las fotos que fueron exponiendo sobre la mesa me convencieron.
Mi bisabuelo y el suyo eran la misma persona. ¿Cómo podía ser, si Esculapio había muerto muy joven?
La abuela de mis nuevos parientes, que era una anciana lúcida y con buena memoria a pesar de sus años, recordó la historia que había escuchado de sus mayores y, como quien recita una lección  que se sabe de memoria, me dijo:
“Esculapio, mi abuelo, se había enamorado locamente de Lucía, una prima de tu bisabuela. Escapó con ella y le dejó todas sus propiedades a Jacinta para que no pasaran penurias, ni ella ni sus hijos, todo, menos la casa de Bragado, donde acostumbraban a pasar los veranos, y aquí vino  a vivir, para alejarse de Jacinta y con intenciónes de formar una  nueva vida con Lucía; pero Jacinta, cegada por los celos, nunca le entregó la escritura”. Había sido su pequeña satisfacción.
—Siempre creí que Esculapio había muerto muy joven —dije con voz entrecortada— hasta vi una foto del velatorio…
No pude seguir hablando, se me cerraba la garganta
.
“Así fue —dijo la anciana— .Cosas de Jacinta, que nunca perdonó a ninguno de los dos por haberla engañado. El velatorio a cajón cerrado y el entierro en el cementerio  fueroon su venganza; no fue el único caso, hubo muchas  mujeres engañadas que repitieron la misma historia, cosas de antes. Con los años eso se fue olvidando y quedó como un secreto de familia del que nadie hablaba y que se fue muriendo con los más viejos. Esculapio y Lucía vivieron treinta años juntos y felices, no creo que el rencor le haya dado a Jacinta esa posibilidad”.

Me fui con un nudo en el estómago y  dolor en el alma.
Tiempo después regresé a Bragado con la escritura y la entregué a mis  parientes, pero nunca más volví a visitarlos.


19 comentarios:

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Olá, Maria Rosa!

Gostei muito de tua "La foto", uma excelente crônica, da qual destaco um de seus belos trechos:

Tal vez fueron las caras de los niños, tan serios y compungidos, o el sepia borroso de la foto, no lo sé; pero, jamás intenté volver a mirarla. Sin embargo, la historia de esa foto reaparecería en mi vida, décadas después.

Um bom finl de domingo.
Meu abraço.
Pedro

TIGUAZ dijo...

Como siempre un deleite el leerte. Mi profunda admiración

José A. García dijo...

Teniendo la escritura en mi poder hubiera reaccionado de otro modo, el dinero siempre ayuda...

Pero, más allá de lo venal; excelente texto, muy emotivo en cuanto lo que se cuenta en él.

Saludos!

J.

J.P. Alexander dijo...

Muy buena historia y muy bien ambientada te mando un beso

Susana dijo...

Qué interesante. Un beso.

Margarita HP dijo...

De veras Maria Rosa. Leerte es visualizar y sentir. Me encanta la historia, como todas las que cuentas, que son una auténtica maravilla. Qué pena el dolor acumulado y los celos ¿verdad? Un beso amiga :D

Franziska dijo...

Una historia de corte realista y que demuestra como los prejuicios y el qué dirán influía en la vida de la gente. Siempre pensé que el divorcio era una medida que sanaría esas situaciones pero, por lo que veo que sigue ocurriendo, parece que a todo el mundo no le sirve. Las leyes no tienen la capacidad de arreglarlo todo. Es, desde luego, una situación muy curiosa la del ralato que nos presentas. Si yo te contara de cosas que sucedían por aquí...cosas de seres humanos...nuestras historias.

Un abrazo, querida amiga y feliz semana. Franziska

Mirella S. dijo...

Lo que pueden los celos, la venganza y también, en esos tiempos, "el qué dirán".
La cuestión es que Esculapio y Lucía fueron felices, mientras que Jacinta habrá vivido amargada.
Besos, Mariarosa.

Recomenzar dijo...

Interesante manera de ver la vida
Es la vida de tus letras
abrazos

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Alguien que logró vivir feliz durante años, eso es bueno.
Un abrazo.

Mari-Pi-R dijo...

Lo mejor es enterrar los malos recuerdos y si se entierran con ellos la venganza quizás se llega a poder superar el mal trance del abandono.
El uso de fotografiar a los muertos en cierto modo debía de ser una forma de poderlos recordar ya que pocas fotografías se hacían en aquellos tiempos.
Un abrazo.

Luján Fraix dijo...

Interesante historia de otros tiempos cuando los celos y la venganza eran prioridad en aquellas vidas atormentadas y cargadas de prejuicios, de una visión de la realidad tan diferente a la de ahora.
Los muertos eran fotografiados, algunos en posiciones realmente terribles, como si estuvieran vivos.

Excelente amiga.
Beso grande.

lanochedemedianoche dijo...

Una gran historia de esos tiempos, la familia se peleaban, y eso seria para siempre, existía mucho dolor, rencor y un poco de venganza, creo que en este tiempo hay muchas otras cosas que pasan en la familia. Realmente siempre te leo esperando algo distinto, tu eres así, y se produce llenandome de placer, gracias María Rosa.
Abrazo

Rafa Hernández dijo...

Bueno eran otros tiempos, pero hoy día a pesar de ser tiempos más modernos y distintos, esos berenjenales familiares se siguen dando.

Besos.

el oso dijo...

Excelente e intrigante! Además me trajiste a Bragado, tengo parientes muy entrañables allí y voy de vez en cuando.Besos!

Abuela Ciber dijo...

Cada epoca tiene sus luces y sombras
Rencores que pasan de generacion en generacion
Te deseo un buenisimo fin de semana
Cariños

Luján Fraix dijo...

Gracias por tu huella María Rosa.
Feliz fin de semana querida amiga.
Un beso grande.

Anónimo dijo...

Quizás no sea una historia más...si, una historia única. Con los toques mágicos de tu pluma. con las variaciones sentimentales de tu ingenio...y con el misterio propio de tu pasión literaria...Bella por todos lados. Excelente. María Rosa. Juan Ángel Petta.

Meulen dijo...

Desde tiempos estas vivencias eran situaciones que creo hasta hoy siguen en pie
quizás con otras connotaciones, pero tan reales como lo que cuentas...
No debería ser así, pues hay que saber vivir en comunidad...

Besos.

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